lunes, 27 de octubre de 2008

Catafau Y El Sparring Fantasma.


Manejamos una parte más bien ínfima de nuestros propios recuerdos.
Una parte ínfima de todo.
No sabemos bien por qué recontradiantre recordamos lo que finalmente recordamos. Desconocemos las motivaciones y las tramas no las vivimos como tramas sino como hechos, Ladrillos Y Frutas apilándose.
Pero he aquí que los recuerdos se producen, son reales y claros en nuestro cerebro.
A veces se refieren a personas hablándonos, palabras que iban al descanso del silencio anhelando el nuevo uso o El Olvido...
Hablo de recuerdos y no de sueños, aunque dormidos soñemos recreando nuestros recuerdos.
Recuerdo entonces ahora, esta vez, al ‘equipo’ que formaban rengueando compañeros de curso las tardes de los sábados, ‘equipo’ que servía de ‘sparring’ a Catafau cuando quedaba libre ‘del Campeonato’ y de maltratar a ‘Los Gloriosos’.
El antecedente de esos ‘entrenamientos’ con El Sparring Fantasma fue, indudablemente, la serie de enfrentamientos contra Dedes y Compañía, es decir, Traverso, Dedes mismo, un par de tíos y el padre de Daniel, Dedes, colocolinos recalcitrantes...
Daniel (quien en la tercera temporada integró Catafau con dudosísimos resultados) cayó siempre, tanto en las canchas del patio central del colegio como en Las Industrias, frente a Catafau (uno de los partidos Catafau lo jugó y lo ganó con cuatro por no llegada de Erranz... el padre de Dedes emitió aquella vez, epítetos de incomprensión profunda relacionados con el juego de enganche largo y pase rebuscado de su hijo).
El Sparring Fantasma comprendía una irregularísima formación que contaba con:
‘Protectores’ Cortés, ‘Futuro’ Mardones, ‘Termómetro’ Sepúlveda, ‘Desprolijidad’ Caro, ‘Corte Bacenica’ Torrealba, ‘Nazario’ Pabi, Iván ‘Sailor’, ‘Gallego’ Cisternas, ‘Habitante Suburbano’ Cerda, ‘Durmiente’ Palma, entre otros...
Tan selecto grupo no gozaba con la clase de Ed. Física y los problemas de motricidad no le eran absolutamente desconocidos, pero eran gente ‘buena’...
Con ellos se podía hablar ‘de un par de cosas’ y el ambiente que se formaba en los partidos era algo que podría caracterizarse de (como diría un amigo) ‘más que agradable’.
Los entrenamientos carecían de velocidad, de real exigencia, de lógica...
Habían hechos que se repetían en flagrante desproporción:
el pelotazo en zona genital de Cortés (en las circunstancias más rebuscadas, como cuando Dedes antes de comenzar el partido, irreflexivamente, de media vuelta y a quemarropa impactó la zona industrial y erógena de Luis, dejándole sin aire y maldiciendo en el suelo de baldosas grises, donde se reflejaban las risas descontroladas de los hipotéticos Camilleros y/o Paramédicos), los goles imperdibles que perdía aquél que tenía ‘Futuro’, pero poco Presente y escaso Pasado; el trote cansino, rebuscado, enervante, diagonal de Temperatura (lo que nos obligó a pedirle si su hermano menor podía asistir a los partidos en la ilusión de ganarle el puesto y dejarle eternamente en la banca), la aplastante falta de sentido del pase de Caro, el atolondramiento feliz de Torrealba, la zurda de mentira, pero esforzada de Pabi, el mutismo absoluto y risueño de Iván (hermano de Guille...), las trancadas ‘con papel de diario’ de Cisternas, el estilo hartero y cómico de Cerda al agazaparse como pretendido arquero, el semblante ido de Palma...
Contra ellos Catafau no ganaba en exigencia, pero sí en complacencia, ‘una cosa por otra’ nos dirían Los Veteranos Que Sí Vivieron.
Las canchas las ocupábamos gratis, había que llegar antes que los extraños scouts u otros ‘Jugos de Pelota’ tan afiebrados como Nosotros.
Eran los tiempos del reseñado Maestro Llamas, no se cobraba, no se cobraba por las canchas... él se paseaba zanjando cualquier disputa territorial... todo directo, hablado...
Luego, bajo la dirección de otros, se empezó a cobrar o a ocupar las canchas para Retiros u otro tipo de Salvación, el Colegio Era de Ellos.
Cambió el público, cambiaron las expectativas, no sé.
Catafau Y El Sparring Fantasma tuvieron su Tiempo y ese tiempo se me hace difícil no idealizarlo o, al menos, no distorsionarlo discreta, pero decisivamente en este otro tiempo donde estamos tan lejos, tan desconectados, tan vivos.
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Braulio Musso.

lunes, 20 de octubre de 2008

Ortega y Gasset.


Dice Ortega y Gasset en el capítulo quinto de su ‘España Invertebrada’:

‘Ahora bien: el error habitual, inveterado, en la elección de personas, la preferencia reiterada de lo ruin a lo selecto, es el síntoma más evidente de que no se quiere en verdad hacer nada, emprender nada, crear nada que perviva luego por sí mismo.’

‘Pervivir’, palabra poco usada, en mi entorno al menos.
Digo ‘Entorno’, pero uso con mayor frecuencia la expresión ‘alrededor’.
Expresión o palabra?

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Braulio Musso

lunes, 13 de octubre de 2008

Catafau Y El Glorioso Equipo de Profesores del Imlp.


Vuelvo a pensar en el equipo, en quienes formamos parte de él, en los detalles.
Le gano al propio olvido (que siempre tiene tantas ‘buenas’ razones de existir) y recuerdo emocionado:
lo que nos consolidó verdaderamente como grupo no fue tanto el campeonato de ex-alumnos ni los partidos contra los ‘buenos para la pelota’ del curso.
Lo que hizo de Catafau algo, Nosotros, fueron los partidos amistosos contra el Glorioso Equipo de Profesores del Colegio donde Los Prisioneros tocaron en sus inicios.
Es cierto: el Glorioso venía en picada, su época dorada (los 80) se había acabado, sus valores permanecían –en general, salvo Pedro Guzmán- , pero disminuidos en lo físico y en lo anímico ( como los penosos 70 de la U tras El Ballet ) .
Nunca hay demasiados cronistas (sí está lleno de electricistas): alguien debería arrimarse a contar la historia completa del Equipo Glorioso de Profesores de Baby-Fútbol del Imlp.
Yo sólo voy a opinar (desde fuera y sin todos los datos a la mano, como es sagrada costumbre) que hay un hecho a comienzos de los 90 que gatilla su decadencia:
sufriendo una lesión que le impide seguir siendo el portero, Carlos ‘Zaracho’ Inostroza se convierte en jugador de campo, las más de las veces como delantero.
Hay equipos que reaccionan bien a los cambios, otros se desmoronan y no hayan nunca más un patrón de juego. Nuestros VarioPintos Maestros entran en la segunda y terrible opción.
Alcancé a ver jugar a Carlos (lo tuteo pues luego fuimos colegas y ... Compañeros de Equipo...) en su puesto de origen: seguro de manos, llegaba bien arriba y abajo, jugaba más bien pegado a la línea límite del área lo que le permitía anticipar o apurar a los delanteros rivales.
Resumen: te transmitía seguridad, ‘ganaba partidos’.
Cuando él salió del arco, todo se descompaginó.
Es curioso: algo parecido nos pasó a Nosotros cuando Guille salió del arco (con la diferencia que Don Guillermo no mostró nunca un nivel solvente, pero bueno... ya llegaremos al caso de nuestro héroe que hoy pasa sus tardes gimoteando y ‘Tomando Onces’, arropado, en las Oficinas Del Poder).
Cuando nosotros comenzamos a enfrentarlos el 93-94, ellos jugaron con:
Arquero: Hector Farías, (Física).
Defensas: Lizandro Painemal (Química), Juan Rondón (Artes Plásticas, no Visuales)
Delanteros: Manuel Villavicencio (Q.E.P.D) (Historia) y el susodicho, Inostroza (Ed. Física).
Ellos competían en el Campeonato de Apoderados (del cual habían salido campeones varias veces en los 70 y 80s) y nosotros en aquel de los ex-alumnos.
Nosotros hacíamos esgrima de la siguiente manera: Guille al arco (guantes dudosos, en todo sentido), defensas Cea y Márquez, fantasmeando arriba, prendiendo chispitas y nunca antorchas, Erranz y Genovés Boggiano Oggero.
Los partidos, que habrán sido en total unos cinco o seis, los dominamos casi siempre y los ganamos todos.
No sé mis compañeros (nunca uno estaba, está o estará seguro de ellos) , pero yo admiraba especialmente a Villavicencio y en menor medida a Painemal y a Inostroza..
De hecho creo que la buena relación con el primero permitió la realización, a veces improvisada, de los partidos.
Y era justamente él aquel que nos ponía más problemas en el juego con su movilidad y su fuerza, su negativa -a veces rabiosa- a perder, su aprecio hacia sí mismo y hacia los suyos, su generosidad encubierta por la tosudez.
Queda para sonreirnos por siempre la jugada estratégica típica de Painemal: corner de Rondón o Inostroza y don Lizandro que comienza a correr desde atrás (casi desde la mitad de cancha y gritando...) para llegar a toda velocidad a cabecear.
El cabezazo siempre se produjo, la tapada de Don Guille no.
La jugada se repetía tres, cuatro veces por partido.
Era todo un espectáculo que uno se olvidaba de marcar.
En esos partidos, en el trámite de aquellos partidos, en el Bello Momento de esos desplazamientos, nuestra velocidad de tipos de 16 o 17 años superaba a lo que les quedaba de juego asociado a los Gloriosos.
También influía que Genovés Oggero era jugador de amistoso y no de partido oficial, así es que ahí hacía unos pocos goles que luego no había cómo anotara por los puntos.
El caso anecdótico era el del arquero de los Profesores, Farías: recién llegado al Colegio se estaba estrenando en esos partidos y a todas luces, no manejaba el puesto.
Atajaba con la cara, no ponía las manos; Erranz le disparó a quemarropa varias veces dejando, de manera dramática, enrojecidas las mejillas de Héctor, quién se retiró de los Glorias poco tiempo después por ese y otros motivos.
Jugábamos en el Gimnasio inaugurado el 86.
El piso de madera era resbalozo.
Jugábamos y yo miraba la luz que entraba por los angostos, pero numerosos ventanales.
Esos partidos y esos Gloriosos hicieron de Catafau Algo, Alguna Cosa, Nosotros.

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Braulio Musso.

lunes, 6 de octubre de 2008

Rolling Stones


En estos días de campo leo, por primera vez, a Octavio Paz; me parecen lucidos ensayos, escritos y pronunciados a mediados de los 70.
Ha marchado también un tocadiscos en largo desuso.
A la mitad de la primera cara del ‘Majestic…’ leo:

‘A veces sueño con una historia de la literatura hispanoamericana que nos contase esa vasta y múltiple aventura, casi siempre clandestina, de unos cuantos espíritus en el espacio móvil del lenguaje. La historia de nuestras letras nos consolaría un poco del desaliento que nos produce nuestra historia real’.

Por supuesto que me gusta esa pequeña esperanza dentro de la gran desesperanza.
El tono releva sobre todo de algo sano de alguien sano.
Por su parte, los parlantes del tocadisco no marchan del todo bien agregando chirridos que hacen la música mucho más preciosa, efímera y delicada.
Aún cuando la electricidad y sus dispositivos no nos sean más que misteriosos, rápidamente descubrimos que son los cables que unen los parlantes al tocadisco los dañados.
Qué fácil es estar triste! Qué facil estar alegre!
El viento a ratos mueve las puertas a falta del pasto que está demasiado corto.
No sé por qué de pronto recuerdo la Vega de Santiago de Chile, o más bien sus inmediaciones.
No es por la fruta.

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Braulio Musso