lunes, 24 de noviembre de 2008

Otro Lado de Catafau









La primera temporada Catafauiana terminó con el Equipo eliminado por diferencia de gol
(o ‘gol average’ como dirían los Antiguos), sin poder pasar la fase de grupos (grupos de cinco o seis equipos).
De las tres temporadas donde el equipo compitió, sería nuestra mejor campaña, la primera.
Empuje y suerte de todo comienzo, la confianza supera a la inexperiencia.
La confianza superaba a la inexperiencia...
pero hacia el final de ese primer campeonato todos advertimos y tuvimos claros los defectos que nos dejaban sin variantes en casi todos los partidos.
Tratamos de engañarnos pensando que todo se solucionaba teniendo uno o dos cambios posibles (entraron un par de veces Mardones y Torrealba...), casi siempre saliendo Erranz.
No era eso.
Tampoco eran los goles que se comía Guille.
La verdad es que nos faltaba juego de mantención de la pelota en el medio para luego apurar o retrasar criteriosos y poder hilvanar correctamente desde el fondo.
Todo esto no lo hablábamos mucho, no éramos de recriminarnos ni dentro de la cancha ni una vez concluido el partido, lo que creo, en general, estaba bien.
Hablábamos sí, del campeonato chileno de fútbol, algo de música, poco de política.
Guille, como siempre, era formidable.
Era hincha de Cobresal, resabio infantil de las buenas campañas de los 80, la mítica Copa Libertadores del 85 contra los colombianos.
Sergio Salgado, tras volver de Colo-Colo, jugaba sus últimos años en su club de siempre.
Estamos en el 94.
Acuña ya no estaba y sucedía que un tal Brunelli perseguía a su técnico cuchillo en mano por la calle principal de El Salvador.
Guille era y es un fervoroso anticolocolino, lo que siempre me puso de excelente humor.
En música, nuestro hombre no era un tipo exigente ni rebuscado, o si se quiere,
era rebuscado, pero al revés.
Es decir, en lugar de sólo contentarse con escuchar a Scaramelli cuando no había más
remedio, como lo hacía el más común de los mortales sorprendido en una tienda o en una mala calle, él tenía entre sus pertenencias cassetes de tan extraño cantante, no sé si compositor.
El hit ‘Ramo de Flores’ es la banda sonora emocional de Guille en ese tiempo.
Esto era tan inconcebible como muchos otros fenómenos simplemente inexplicables.
En política, era lo que podría denominarse, un Primario Conservador en estado Bruto.
Hoy podría decirse que es un Conservador más izquierdista que varios que se dicen Ultra Izquierdistas.
Pero bueno, hablábamos de eso entre las clases, lo que quiere decir que su importancia no estará nunca plenamente aseverada.
Si hoy me acuerdo de su desdén hacia nuestra ‘poesía’, hacia nuestras ‘ideas’ a veces proclamadas con voz altisonante y ridícula, no sé,
me siento cómodo en ese desdén, como si hubiera prefigurado algo personal.
Moscovita Cea...
Bueno, Cea siempre fue más hermético.
Le gustaba y le gusta Católica, lo que es casi tan increíble como ser hincha de Cobresal.
O sea, entiendo que alguien de Casablanca sea hincha de Defensor Casablanca, se entiende, es coherente, es económico, es lo que tiene que ser, no hay cáncer al colon, o al menos, no se detecta, es mejor así en todo caso, sin diagnóstico.
Pero a los tipos que he conocido de Católica, con ese estadio escondido en barrios que no quieren ser verdaderamente habitados, con esa pseudo mafia apostólica talibana que dirige el club, no sé, ni siquiera es un martirio, es como ser parte de una secta invisible que enarbola puñales de Rocío.
Ser hincha de los que abandonaron Recoleta es ser un Esquimal Ciego que no puede comer Pescado porque es pecado.
Es algo así para mí, que no entiendo de esas cosas.
Siendo breve: no hablábamos de fútbol con Cea, ni siquiera burlándonos, porque lo de él era una ficción de equipo.
Una vez me vendió Wish de The Cure medianamente barato, disco que yo después tontamente regalé y siempre pienso en recuperar...
Rodrigo nunca ha creído en la Política, lo que en general creo que es acertado, pero no en lo particular.
Genovés Oggeris, Claudio, éramos de la U... eso lo dice casi todo.
Nos tragamos toda la decadente década de los 80 siendo niños, es decir: burlas.
El equipo daba pena y uno se inventaba campeonatos mundiales y nacionales en que la U campeonaba, en que Héctor Díaz o Raúl Díaz eran jugadores excepcionales.
Hoffens, Castec, goleadores que goleaban a Colo Colo...
Luis Rodríguez, Patricio Reyes, Puyol, Tincho Galvez...
Búfalo Poblete era alguien sobrehumano... con esos jugadores crecimos...
siempre sufriendo.
La U estaba tan mal que no la transmitían en directo ni por la radio.
Recuerdo que la U jugaba contra Vial, año 86, 85, no me acuerdo, lluvia torrencial.
Interrumpen la transmisión de Colo Colo porque había penal para Vial en Collao.
Viene el enlace, relato del penal: tapa el arquero de la U (Tejeda o Díaz?)
y Pellegrini con el rebote tranquilo en lugar de salir jugando (bueno, no sabía, nunca supo)
o tirarla al lateral, la manda coliflormente al córner...
Vuelve la transmisión a Santiago, nos salvamos mi Dios...
al menos una vez que la Suerte se apiade de nosotros Padre!
... pero llaman nuevamente sobre la marcha desde Concepción, exaltados.
Era la alarma de gol...
Desde el corner había surgido en la jugada siguiente un cabezazo y el gol de Vial.
Cosas así, toda una década... y uno niño siendo hincha...
Eso hasta el 88, segunda división.
Me acuerdo que se hablaba constantemente del cierre del club...
domingo a domingo una letanía triste... y el fervor alimentado...
Santa Laura los domingos... la U de fondo siempre...
Entonces desde el 92 hasta el 94 y luego el 95, justo en los últimos años de colegio para nosotros, la revancha fue tremenda, impensada, con Salas como un Vengador que redimía nuestras infancias en que recortábamos los suplementos deportivos con los triunfos de los Recalcitrantes Prepotentes Enemigos Ignorantes.
A Boggiano nunca le oí preferencias musicales... de política tibias cosas como que asesinar estaba mal... creo.
Erranz?
Qué equipo le gustaba?
Qué música escuchaba?
De qué tendencias políticas abjuraba?
Misterio...
como diría Madame Suzanne, Que En Paz Descanse, Gran Mujercita.

Braulio Musso

lunes, 17 de noviembre de 2008

Colón.







Tonteras maravillosas: a ratos leo al mismo Cristobal Colón
( a quien nunca me lo había imaginado con un lápiz o con una pluma escribiendo; bien sea dicho y reconocido que nunca había estimulado mucho mi imaginación).
Lo leo en sus relaciones sobre sus cuatro viajes hacia el llamado Nuevo Continente.
Leo bien contento:

‘Yo digo que las difamaciones de los disolutos me han hecho daño mientras que mis servicios no me han dado beneficio.
Es un mal ejemplo para el presente y para el avenir.
Yo juro que cantidad de hombres que han ido a las Américas no merecen el bautizo, ni a los ojos de Dios ni a los ojos del mundo, y ahora regresan con derechos.’

Sus descripciones sobre lo que le producen en el ánimo los árboles de la tierra descubierta,
lo que le provoca su contemplación emocionada, los cínicos las menospreciaban pues encubrirían las magras recolecciones iniciales de oro.
Qué importa!
Importa poco cuando eterno, el espíritu de nuestro capitán epistolar llega a escribir:

‘Yo he hablado así ahora, al encuentro de la difamación ruin, pero contra mi voluntad porque eso es algo que no debería guardarse en la memoria, aun fuera eso pensamiento’.



Braulio Musso

lunes, 10 de noviembre de 2008

Catafau: El Alma de Guille.






Escucho una canción que habla de los ‘Brillantes Arboles’ (tal vez el follaje del volumen)
y me pregunto:
En qué se convierte la excelencia de un Alma cuando se calza, repetidamente,
Guantes Fosforescentes o Rodilleras Innecesarias y Dudosas?
Por qué el Aguila Roja en el pecho era de Confianza Ilimitada
y no el símbolo adoptado del golpismo franquista?
Por qué la Gratitud es Fiesta Nostálgica y no Deuda?
Por qué todo eso se ligaba en Guille como una comedia resumiendo muchas otras cosas que vivíamos, sin presagiar su vigencia para Siempre, oh?
Los Brillantes Arboles parecen inexpresivos a veces, en los otoños de este mundo.
Parecen muertos, o dañados.
Me hacen pensar en todo lo que es diferente, pero no llego a imágenes, no alcanzo los ejemplos.
Es un estado afectivo, es una idea, extendida y sin velocidad, regular, una especie de
‘Como Siento Yo’.
Guille, nuestro arquero, se relaciona a todo esto, a esta prolongación.
Toda esta distancia nos hace llegar a ideas modestísimas, como tienen que ser las ideas, modestísimas.
Mientras estábamos con Guille, disfrutando las acciones que nos tocaban de su vida, vivíamos en su amistad.
Ahora, lejos, estamos llenos, repletos de preguntas hacia él.
Quisiéramos recordar en su presencia...
Sabemos también que si en el futuro le vemos de nuevo, no nos acordaremos de las preguntas, hablaremos nosotros con nuestras impetuosas ideas que no dejan espacio a lo Verdadero.
Vivimos la amistad ( la real amistad que llega pocas veces) mudos.
Al perderla queremos preguntar, queremos retrotraer lo superposición de voces.
Qué era vendarse los pies sino solamente vendarse los pies?
Qué era tirarle a las manos a Guille antes del inicio del partido, sino tirarle a la Fosforecencia Industrial de la goma de esos guantes?
En ese sentido, las acciones parecen ser el lujo de los objetos.
El renombrado Maestro Llamas decía que uno juega dentro de una cancha de fútbol de la manera que uno realmente es, que en ese momento uno muestra la verdadera índole personal.
Yo, para variar, estoy de acuerdo con eso.
Otros piensan que uno dentro de una cancha se trasforma, deja de ser el que es, es más, debe transformarse y debe de ser, obligatoriamente, otro.
Yo no le creo a esa pretensión de desdoblamiento.
Es decir, me gusta más la primera opción de confirmación creativa de lo que uno es.
En ese sentido, no hay disculpas posibles, no hay frenesí que no sea de uno mismo,
no hay derrota de los otros.
La corrección de Guille era La Corrección de Guille.
No hay desvaríos, no hay momentos que deban ser explicados posteriormente.
Es gol o no es gol, punto.
Mejor no hablar de los autogoles.


Braulio Musso.

lunes, 3 de noviembre de 2008

Octavio.


Con la lectura de Octavio Paz me pasa lo mismo que con la de Ortega y Gasset: de haber escrito menos (cuánto?) y con una menor fe en las palabras, serían más amables.
Conferencistas, comentadores, al escribir deben haber tenido en mente al público que tendrían en frente.
Quizás el problema no es la cantidad de páginas por tema ni la fruición ni el sobajeo de las palabras, sino la cantidad de temas, la dispersión.
Si se me permite (‘...pero claro!’): su problema es la propensión a hacer la antropología de todo.
No es menos cierto que antropologizar rinde sus frutos, por ejemplo, al pensar sobre la literatura hispanoamericana o la religiosidad mexicana, pero no –nos parece- al hablar del arte surrealista o el teatro experimental.
Por otra parte, yo no sé lo que es, en estricto rigor, un blog.

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Braulio Musso