domingo, 27 de septiembre de 2009

Las lluvias intempestivas de este y de todos los veranos





Las lluvias intempestivas de este y de todos los veranos ahogan a los insectos.
Una vez terminadas pueden siempre recomenzar y continuar con el cambio de las zonas de la fertilidad.
En esta casa de campo que está al lado de una iglesia, me parece adecuado seguir los usos de la contemplación la más rudimentaria, de mirar todo lo que sea posible, sin importar la inmovilidad.
Pero, ocurre que es el violento movimiento de esta lluvia la que hace ver el contraste que empuja a escribir.
Pienso en este árbol frente a mí ( a dos metros), adherido al suelo.
Veo sus detalles uno por uno, hoja por hoja.
No veo su límite sino en ellas.
Se me ocurre que un orientalista me diría: por qué buscar el límite de las cosas, de ese árbol?
Me lo imagino diciendo: por qué no mejor buscar el ... etcétera?
Respuesta ocasional a ese espectro sushístico: buscar el límite de esta manera es destruir el límite... Hay que creer en el límite para superar las diferencias... o para mantenerlas en caso extremo.
Fin del orientalista y fin de mí ( lo imagino envuelto en su sabiduría sonriéndose de mis gestos obscenos, sonriéndose del afán de decir y de opinar y transpirar, lo imagino siempre hablando al final).
También es cierto que todo está un poco mojado y que a esta estación se le llama ‘verano’, todo bien, tranquilo.
El clima es el clima, por supuesto.
Este momento es estar bajo un conjunto de ramas que me hace de techo, pocas gotas me mojan.
Recuerdo así, oh, los parrones aguerridos con sus arañas transparentes huyendo de estas absurdas lluvias.
Parrones que podían ser también techos perfectos, humildes y naturales.
Parrones de uva negra, blanca y rosada.
Siempre la más escasa es la más recordada.
Buenas tardes Orientalista, buenas noches Sushi inconsistente, buenos días Kimono plástico:
mucha gente toma aviones, mucha gente continua bebiendo toneladas de qué sé yo.
Un abrazo, hasta pronto.
Fin del fin.

Braulio Musso

domingo, 20 de septiembre de 2009

Hoy he reparado





En un momento hoy he reparado en la necesaria espesura que se forma en las mil actividades de los miles de días de la infancia.
Obvio, me grita mi Autocrítico Oficial Interior.
Cientos de rasgos moldeándose al seguir cursos de natación los veranos (un helado en la plaza de Maipú, un lujo siempre propuesto por otros, una tonta osadía, ‘helados de máquina’ pronuncia contenta una cara en mi cabeza), al volver en bus del colegio cruzando la vida media de la sociedad de Santiago de Chile: San Miguel, Francklin
, Pedro Aguirre Cerda (el matadero con el sitio eriazo en frente, donde nunca se construyó una cancha), Cerrillos (la industria de aceite, el comienzo de mis padres, mi abuelo muerto, mi abuela chupando limones antes del almuerzo, una citroneta roja, una Ruda), Maipú.
Sé que en toda alma, en todo temperamento, debe existir un drama, fuerzas en pugna, componentes del dolor anterior, inseguridades... pero:
Y si no se vive de acuerdo a ese drama, a esas desconfianzas?
Qué resulta?
Es decir, todo existe, pero si alguien se las arregla para vivir en la confianza, sin forzar mucho, naturalmente, qué queda?
Leo a Jack Kerouac, una novela poco nombrada, ‘Maggie Cassidy’, del 59.
Eso me transmite, Confianza, Delimitacion y Apelación.
Hay que vivir en la Confianza, la Delimitación que borra los límites porque los conoce, Y la Apelación de todo.
Confianza, Delimitación Y Apelación clara de la zona terrible de cada uno de nosotros. Celebración escéptica, pero total del conjunto vital de movimientos.
Lectura emocionada de los renglones del comienzo de la página 153:

‘Los pequeños paraísos toman su tiempo. Las pequeñas
fiestas tienen un fin’.

Braulio Musso

lunes, 14 de septiembre de 2009

Comprar el pan Y Cosas Neutras




Todo es correcto desde el momento en que se va a comprar pan.
Abre el camino digamos.
Lejos puede ser que mis familiares noten, justo hoy, cómo se va yendo la luz hacia la noche usual.
Que miren tranquilos, cada uno en sus ocupaciones, que miren tranquilos hacia fuera y piensen sobre lo que ven.
Veo bien las escenas y me siento fuertemente vivo, aquí y ahora, imaginándolos.
Creo entender la verdad de sentir mucho para luego quedar insensible por días o semanas.
La vida se gasta en sentimientos y emociones para luego descansar y no precisar nada.
Las afinidades son casi todo, aunque hayan largos períodos de sequía.
No sé por qué esta semana utilizo términos propios de la jerga de la agricultura.
No creo que sea porque algunos agricultores bloquearon accesos a ciertos mercados y a muchos supermercados, en esta ciudad que no es ‘mi’ ciudad..
Cosas que pasan y que no sé bien qué representan.
Es decir, no quiero saber en estos días... quizás después sí.
Me siento como me sentía en Maipú, en calle Carmen con San José a los siete años en verano, confiado, insatisfecho.
La señora Helena tenía una polera verde con el rostro de Elvis plateado.
Comienzo a recordar su energía de vivir, pero me detengo.
Prefiero recordar cosas neutras.
Cosas neutras que me hacen dejar de hablar, de escribir esto.
Hay que convivir con ellas y hacerles justicia.
Sí.





Braulio Musso