lunes, 26 de octubre de 2009

Millones de personas





Alcanzo a entender frases maravillosas dichas en lenguas que desconozco.
En la cubierta de una revista se afirma que la Biblia nació en Babilonia.
Millones de personas han leído ‘Los Miserables’, fascículos del verano, variedad de piscinas.
Asiáticos venden toallas hechas en Portugal.
Gente venida de la India y de Paquistán dejan el paso al encuentro en las veredas.
‘Moby Dick’ es una canción también.
Todo se desarrolla y luego queda el silencio de las máquinas y de los vehículos.
Así, los posibles vínculos se extinguen y sonreímos.
Pienso de nuevo y por mi cuenta en el Hilo Negro, en Perogrullo y Descubro la Pólvora:
lo mejor es tener un bello oficio gana pan, una estable labor semanal que deje tiempo a las actividades vitales.
No sería totalmente recomendable tener una super ocupación que ocupe todo el tiempo, aunque sea nuestra ‘vocación’ y cosas por el estilo.
Algo nos ha caído pesado en el estómago.
De todas maneras caminaremos.

Braulio Musso

lunes, 19 de octubre de 2009

Murciélagos no dejan finalizar la cena





Los animales que nos faltaban por conocer en este safari europeo: murciélagos (sí, murciélagos) no dejan finalizar la cena, volando bajo a la altura de la mesa, de las cabezas.
San Eulogio, quién permite todo esto? Tú no, no es cierto?
Me inquietan sus idas y venidas, el día ya es noche; los otros comensales largo rato me comunican que son inventos míos, que no hay tales mamíferos, que en todo caso ‘en Francia no transmiten ninguna enfermedad’...
Todo se detiene cuando alguien ( con un poco más de edad que yo), tras la ida y venida número trescientos ochenta y nueve, encuéntrame algo de razón y se desploma en cierta inquietud.
Luego, bibliografías sobre sus cualidades... ; serían benéficos... al menos en este país o en esta zona de este país.
Muchas veces en la conversación se aclara: ‘Estamos hablando de Francia, de acuerdo’.
Se continúa: Protegen los sembradíos, ordeñan las vacas, no atacan a los seres humanos, te encaminan a los coloquios y te muestran tu asiento en el teatro, pero no en el tren, ordenan tu cama y te preparan un café ( ‘En Chile no hay cultura de café no? Puro Nescafé... Ah, depende qué casa, claro...’).
Estas bestias no se van.
Gana mi moción de protegernos dentro de la casa.
Con azúcar por favor, una cucharada, cucharadita.
Sí, en Chile se consume bastante azúcar...
Escucho repetidamente y con algo de cloroformosis: ‘Ustedes son gente de azúcar’, ‘Ustedes son gente de pan’, claro.
Históricamente, no sólo desde el golpe de 1973.
Buenas noches los labradores.

Braulio Musso

lunes, 12 de octubre de 2009

Disfruto de nuevo





Hombres simples de la tierra, abocados a trabajos de materias.
Disfruto de nuevo, tras tanto tiempo, de vuestra manera de hablar.
Es algo internacional, es como un refrán autorreferente: de un campesino a un otro campesino, sin intermediarios.
Preferir la tierra a las alturas o al mar.
Un marino es un campesino del océano, pero un aviador, qué es?
Aquellas entonaciones que suben y bajan, esas palabras que son dichas sin recovecos, risa recurrentísima, ideas breves que parecen celebraciones, hoy me parecen celebraciones profundas que están, en el fondo, a favor de todo y en contra de nada.
Es necesario reparar en el estilo y en la utilización de la risa.
Cascadas repentinas en uno, algo parecido a un duro estornudo en el otro, qué perfección!
Revisan un trabajo hecho por ellos mismos en el pasado y al revisar algo se ocupan más palabras que al hacer algo.
Se permiten las francas detenciones, manos ‘en jarra’, como los arqueros de fútbol cuando la pelota está cerca del arco rival.
Por supuesto se predice el clima, es propio del honor y luego el clima se equivocará.
Pero eso no se hará notar, se pasará a la predicción del siguiente día.
Hay ganadores parciales, pero son ganadores cercanos, que se ocupan de la cercanía de los semejantes en cuotas que podrían parecernos excesivas a nosotros, los citadinos detallistas de la nada.
Por otra parte, hay variados estilos de poda de árboles y muchos los momentos para reírse del trabajo del compañero, unas ramas demasiado mutiladas, un tronco criminalmente mocho, el exceso es risible, toda poda es trabajo del inconsciente, etcétera.
Su partida es el silencio.
Es un día no vano.

Braulio Musso

domingo, 4 de octubre de 2009

Peñalolén





Reaparece Peñalolén, es decir, las canchas que deshicieron en estacionamientos.
Es increible que aún pueda recuperar los pequeños canales, los zanjones cruzando las poblaciones de carabineros.
Y luego, potreros.
Volantines perdidos que no supimos encumbrar.
Se podía subir por rutas que a mí me parecían secretas, dejando en claro que todo eso desaparecía los lunes.
Era el polvo real en el borde de las zapatillas, era el agua en el gorro prestado, el despegue de las sensaciones, la cal de la línea del arco, el fervor de tocar las mallas en el entretiempo de los adultos.
Sin embargo, para qué enumerar si las cosas no pasaban así?
Habían cien murallas, sí, pero mil potreros protegidos por el mito de las enfermedades que transmitían los alambres de púa.
Muchas murallas, pero casi todas con hoyos por donde mirar al otro lado.
Colindaban la maleza y los castaños, vagábamos, como tantos.
Corrían los que queríamos frecuentar, un poco aparte de la atroz época.
Los estoperoles de los zapatos de fútbol marcados en el barro seco.
Había que descansar, para qué?
El interior de las casas se achica con el calor.
Había que tomar once a las cinco de la tarde con treinta grados.
Peñalolén.

Braulio Musso