lunes, 22 de febrero de 2010

Vladivostok



Se puede empezar con vodka, pero no se debe terminar con vodka, se dice amablemente a sí mismo Don Botella.
En la fila del servicio técnico nadie piensa en Vladivostok.
Casi todos murmuran sobre las estúpidas piezas que faltan y faltan las voces para elogiar algún aspecto del aparato sostenido.
Don Botella no llega a cambiar de pensamientos, piensa en Damaris y no alcanza a pensar:
'se dio vuelta la civilización pues hoy quien puede narrar una tragedia prefiere enredarse en los duros tartamudeos de una imposible comedia'.
Parecieran ladrar perros (como en Sudaquia oh!), pero todo es barrido por sirenas militarizadas de bomberos lanza adoquines.
Pronto habrán asociaciones llamadas 'Que ladren los perros'.
Ese es un resumen del panorama social actual.
Don Botella le dice al tipo que está ubicado antes que él en la 'cola':
'Si hablas de impuestos y de 'stress', estás liquidado',
'pero yo no he hablado de eso, ha sido mi nieto y sus hijas',
'El asunto es contigo',
'Sí, lo sé, pero yo no hablo de impuestos hace cincuenta años o hace un par de meses.
De 'stress' es la primera vez que pronuncio la palabra',
'Perfecto, ahora podemos hablar de política',
'Gracias, ya era hora',
'Nunca me des las gracias'.

Braulio Musso

lunes, 15 de febrero de 2010

El Pasillo de las Cervezas




Nuevamente hoy...
De nuevo en ejecución uno de los recursos más manidos de estas seudo narraciones:
encontrarse con un desconocido que posee un enorme parecido con otra persona que conocemos o conocimos.
Un amigo con el cual hemos tenido múltiples y ridículos desencuentros, pero que finalmente es un amigo (con otras personas por más encuentros, paseos, comidas, viajes, mitines emocionales o ecológicos y anti-ecológicos que se tengan, nunca seremos amigos... tanto peor por nosotros!), me dijo hace un tiempo con su voz aguda más o menos lo siguiente:
'Sí, empecé a leer tus leseritas, pero cuando llegué al pasaje de un doble de tu padre en un tren a Bordeaux, dije: Suficiente...!'.
Lo que me interesa aquí es la crítica a este recurso recurrente de la semejanza.
Realmente me pasa. Encuentro frecuentemente gente muy parecida o que me entrega muy claramente la emoción de otras personas, familiares la mayor parte, muertos en su mayoría...
Creo que si ocurre debo consignarlo...
Decía que hoy vi al doble de mi abuelo paterno (muerto en 1983, el mismo año que nació mi hermano y que la U jugó de más a menos...) en el pasillo de las cervezas...
No me miró (estos dobles nunca me miran...).
Yo le vi titubear y no sé bien porqué, pero me dio gusto y sonreí de verle estudiando los 'packs' y las botellas individuales.
Me pareció que tenía esa duda típica del comprador de cerveza (será importante anotar aquí que era plena mañana, que estábamos los dos -o los tres- lejos del mediodía idealmente comestible -de mastique-?): la duda entre la cantidad y la calidad.
En estas asignaturas (no temo decirlo, no) la cantidad estaba representada, en ese pasillo y en esta época, por un país, Bélgica.
La cantidad por la división básica entre el dinero sonante y los metros mínimos proyectados...
El secreto de estas 'apariciones' es no mirarles mucho rato, verles de frente al inicio, claramente, y luego no espiarles.
Así es más fácil habitar, por propia cuenta, los recuerdos que se tienen del rememorado.
Desde hace un tiempito he comenzado a creer que eso los mantiene vivos y fuertes.
Y que nos necesitan.

Braulio Musso.

lunes, 8 de febrero de 2010

Son cosas que pasan




Respiramos aún gracias a innumerables fenómenos donados por personas, de carne y mucho más hueso.
No hay que ser sacerdote ni hierbatero para creer en eso.
Es increíble, al menos para mí, enterarme de la existencia de técnicas para mejor respirar.
Siempre muchas cosas sorprendentes, por ejemplo: comprar una cortina que resulta más pequeña que la ventana... solución inmediata: se le usa como mantel...
Los ocasionales invitados no demuestran ni demasiada burla ni excesiva piedad.
Expresan algunos sólo algo de mofa ( carcajadas estridentes apenas sofocadas), signos evidentes de asfixia y pérdida del equilibrio (caídas al suelo), además de evidentes dolores de estómago (frotamientos reiterados con ambas manos y al unísono), para finalmente condimentar con un poco de lástima (silencio tristón con sonrisa estilo Guazón).
Son cosas que pasan y que quizás, quién sabe!, son inevitables.
Puede que incluso surja una moda, la moda cortina-mantel.

Braulio Musso

lunes, 1 de febrero de 2010

Verdaderamente barato





Hay casos donde la autoestima del comprador no quiere aceptar las ofertas; quiere ella,
tal como una persona, encontrar lo que es verdaderamente barato.
Detalles, haces de luces, letra chica: factores para determinar la entrega de los pesados billetes.
'Yo, al contrario, nunca miro el precio... eso no significa que yo después no vaya a estar 'sin ni uno'... nos modula don Ramiro frente a nuestras lustradas sonrisas incrédulas (o ingenuas??).
Perfecto, cada quien con su método o con la ausencia de él.
El asunto es no pelearse por estos temas...
Algunos (o muchos?) no entienden esta sangrienta mansedumbre sino como falta de energía o de interés...
La mansedumbre (que alguna vez nos conducirá a la calma) se nutre de ambas, pero las trasciende a través las corbatas rojas y los calcetines tejidos por algún familiar.
El invierno es duro y la nostalgia es una bellísima alucinación.

Braulio Musso