lunes, 24 de septiembre de 2012

Hipódromo

















Ocupo convencidísimo mi butaca (que esté ligeramente suelta me recuerda asientos completamente desprendidos); los que afuera del Hipódromo caminaban e increpaban a los ciclistas deben tener sus derechos me digo.
Peatones mártires no ocuparán ni mis palabras ni serán mis excusas, lo pienso para sonreírme un segundo.
La efervescencia de las personas es contagiosa, quizás se deba a que ya es de noche.
Pienso situado aquí que el frío y la luz artificial pueden darle y le dan épica a quienes, hidalgamente, han renunciado a arreglar el Mundo un viernes por la noche, este viernes donde estamos terriblemente vivos.
Mi acompañante describe la carrera recién terminada, haciéndome pensar que he visto sólo un sexto de lo que él ha comprendido.
Reconfortante minimalismo hípico: una buena apuesta tiende a comprobarse con la desconfianza que capta pocos elementos, organizándolos sin alientos ajenos.
Es saludable dejarse llevar por la higiene mental de las carreras que siguen iniciándose, escuchar acercándose un par de partidas in situ, humilde, sin discursos, casi sin monosílabos.
Sentir los sonidos metálicos de los bastidores cediendo, un segundo y el movimiento ya va desplazándose por la cubierta de los ojos, el grupo compacto de caballos avanzando, oh, símbolo espiritual total y ganancias que se reparten mejor que en otros pagos.
Las casas desplomándose tras estos muros, alineadas allá para caer, salvándose siempre sus moradores.
'Es sólo un apostador' dice un señor entrando.
La frase me queda resonando en su enigma.
Que sea sólo un apostador lo descalificaría como un falso conocedor tal vez?
No me decido a plantear la duda a quienes me rodean, por precaución teórica, por no mostrarme especulativo, otra vez estéril.
Aquí, ganar una vez sí que puede llevarte a perder luego varias veces.
'En la Hípica hay Ingreso, pero nunca Progreso'.
Las champas saltan en factor decisivo, lo cual entiendo tras mucho rato.
Sólo mediante gran esfuerzo consciente pasamos a fijar un poco la atención en los jinetes y no sólo en los caballos.
Sin duda la pisoteada arena y el pasto nos reconfortan.
Vibrando todo lo que no decimos en este lugar, un debutante gana cada cien carreras.
Gran Espartano ha llegado último, pero él se ha llevado la mayor parte de las miradas, lo he visto,
nadie lo dijo, pero muchos se centraron en él.
Como 'la fuerza desligada (desperdigada) de todos los perdedores' de la que habla Bashung.
Nunca hay que olvidar esa fuerza cuando hablemos, subiendo el tono, de desesperaciones y complots.
Estudiosos indefectiblemente menospreciados, a los hípicos no les importa.
Los únicos estudiosos sin felicitaciones.
Intuitivos Encarnados, Apostadores enfrentando al Desperdicio.
Tepual va por el sexto carril y nos hace ganar.