jueves, 16 de junio de 2016

Estamos en lo mismo, tampoco sé qué decir a veces frente a las personas armadas de planes o fobias. La fortaleza que sigue a eso tampoco es comunicable, en fin, aunque el asunto del silencio siempre vaya a tener un olor a adolescencia discursiva. Hay momentos en que los recuerdos no se presentan y esa indefinición, ese bote del Tiempo, es seco y constructivo. El desdén, no arrinconarlo, no enjuiciarlo, dejarlo, ni nombrarlo, ¡ al revés!, que nos apunte, que sepamos vivir al margen, asumiéndolo. Si funciona el calefont, si las agujas siguen cumpliendo su sonoridad, si los libros aún pueden ser devueltos, si no pedimos el despido de ningún asalariado, bien, entonces podemos decir un par de cosas. Pero no hoy, no ahora. Pues siempre la preparación indica que el final se dispara y que... etc.