miércoles, 3 de mayo de 2017

Hoy no tiene importancia electro-química, pero si estamos yendo, viniendo y pastando en las palabras... los poetas no quedaron muy bien, no terminaron en alto, los molieron con palos, los expulsaron, los silenciaron, los celebraron y los detuvieron. Hicieron el gasto psicológico, el desgaste hormonal, escribieron gritando, reinventaron el mutismo, se agitó y se formó otro origen, ¡un origen!, y comenzaron, no viajaron; sospecharon de ellos en los trabajos, fueron autocríticos y ultra seguros, arrastraron las mangas de los chalecos, no les miraron bien en las boleterías, altaneros y tímidos no hubo cómo aumentar su presencia, no quedaron muy bien al final, escribieron poco, desconfiaron ellos mismos, cayeron en la ironía pulmonar y no en la dirección del corazón, se distanciaron de los performistas y del club de los anti poetas y quedaron marcados por El Vacío vacío, no eligieron sabores de helado. Escribieron un par de poemas que clasificarían en el recuento ordenado del silencio. Sus hijos discutieron con ellos mismos sobre sus errores de vida, sus faltas, rebuscando exageradamente, casi con saña contra el buen humor y contra la condescendencia. Fueron duros con ellos y estaba justificado, eran maneras fanáticas de vivir, ausencias, oh, sí. Un hijo juez rápidamente se autocompadece, un padre enjuiciado no puede burlarse. Ustedes son culpables en el juicio de los que detestan los juicios en todas las otras materias. Dieron algo que el resto no tiene y por eso no sabe recibir. Fotos de sus tumbas alcanzarían una nostalgia extraterrestre. No terminaron bien, no quedaron plenos, pero ¿quién lo hace?