lunes, 2 de marzo de 2009

Cero Recuerdos






Esto es como en esas discusiones sobre economía y justicia: si se quiere estar en igualdad de condiciones, entonces, bueno, que nadie recuerde a nadie, que nadie recuerde nada.
Cero recuerdos, es la única solución, claro.
Habría que hacer ese pacto si todo es tan inútil, si no hay para qué recordar, si hay que dar explicaciones sobre por qué se escribe, sobre por qué se intenta escribir, si hay que explicar por qué finalmente es de las actividades que emergen más naturalmente.
Habría que hacer ese pacto de vacío si hay que pedir disculpas o cobrar porque se garabatean un par de hojas o se llenan un par de sitios webs o como recontradiantre se llamen.
Entiéndelo Capullito, entiéndelo maestro que todo lo razonas, cáptalo soñador comedor de barquillos, escucha viajero de cortos trayectos que hablas de rock: se escribe porque se escribe, se va al baño porque se entra al baño, se surfea porque se surfea, se esquía porque se esquía, se escribe y no hay drama ni exigencia envuelto en ello, es una actividad a la que se tiende o hacia la que no se tiende, y el resto son todas excusas de tiempo, disponibilidad o dinero.
El lector habla de ‘aburrimiento’, el autor habla de ‘los dueños de las editoriales’, estamos liquidados...
Por eso Dragón veraniego, es obsceno que se hagan poemas sobre por qué se escribe y que eso pase por alta poesía.
Esos no son más que razonamientos autoafirmatorios, y bueno, está bien, todos queremos sentirnos bien, pero todo eso existe antes o después de la poesía, pero no es médula diáfana, no es transcurso, no es algo que se capta y se transmite, no.
Todo eso es no saber esperar y es concentrarse sobre lo accesorio.
Yo lo entiendo: quién recontradiantre quiere esperar?
Todos queremos ser esperados, hacernos esperar, ja, sí.
Son opciones, como en todo, pero no son ‘nuestras’ opciones.
Otro tema bien distinto es qué recontradiantre pasa con aquello que se escribe.
Todos Los Mayores nos dicen (si los leemos, si los escuchamos, si los vemos) que es imposible saberlo realmente.
Lo que aparece como seguro es que no se salva al mundo.
Se influye poquísimo, pero no tan poco como nos gusta pensar.
Nos leen los Cercanos, bello.
Nos leen los temerarios ocultos, mejor, nos ojean las Temerarias imperturbables, superior.
Nos leen los planeadores, genial.
Resultado: un poco más, un poco menos de ego, pero aparte de eso... misterio.
Pero...
y volviendo al inicio, aquel pacto de no recuerdos es ciertamente impracticable, no pasa de la teoría su realización.
Desde la misma firma ideal del convenio, ya se recomienza a recordar y el desnivel resurge espontáneo y cálido:
Calle Catedral, mediados de los 80, el cielo cubierto, esa atmósfera terrible y bella de esos años entrando inconscientes por nuestras fosas nasales.
Luego,
domingo, La U contra Audax Italiano en Santa Laura, de fondo, siempre de fondo, el año en que Hoffens y Castec pasaron a Audax (el 84, el 85? Oh!), el ruido de quince mil personas reunidas, el color verde oscurecido de esas camisetas, la línea blanca del arco entre los tres palos ya de fierro, el marcador de goles manual, la persona que lo operaba, el FIAT 147 nunca robado de mi padre a cuadras del estadio...

Braulio Musso

2 comentarios:

Anónimo dijo...

es que eso de borrar memorias o evadir (divinamente) tiene respuesta romántica en: el eterno resplandor de una mente sin recuerdo.. o terminator o la guerra de las galaxias.
se vive como se puede en un tiempo donde se adora al dios ego y se hace jugo en sobre porque da paja exprimir naranjas.. pero a pesar de aquel individuo instantáneo, todo se está sobre revisado burdamente; es cosa de poner la televisión nacional, a (casi) cualquier hora.. curiosirijillo
mi madre tuvo un 'fiat uno' y era bien bueno, aguantó largos trayectos y sacó de apuros.
adiosín

braulio musso dijo...

Hombre tocado por la Cofradía Fiat:

esta mañana el sol centellea entre las nubes propias a esta demacrada ciudad sobrevalorada.
Los noticiarios nos dejarán helados.
Vuestra madre nos haría jugo verdadero no?
No esperamos nada menos de ella.

Se despide creyendo poco en el gel,
Canuto Preciso.