domingo, 26 de enero de 2020

Nunca más los sábados tuvieron esa manera definida cuando niños, estructura sensorial hacia la cual dirigirse con seguridad y decepción.
Comido el tiempo, no es con nostalgia que puede reaparecer el noticiero con trozos doctos de fútbol internacional, en un país vigilado.
La vida no existe para ir a buscar lo que está bien que se haya ido.
En esas casas ya no están esas voces, ya no... tantas cosas.
El desconcierto sabatino de un adulto alcanza, en el mejor de los casos, a leerse.
Nunca a ser releído.