viernes, 28 de septiembre de 2018

Más enciclopedias... el "enciclopedismo" decían de manera peyorativa en la universidad algunos compañeros. Ironía tal vez recordarlo, y tontera de su parte decirlo pensaba entonces y ahora, para tener al menos sobre qué escribir esta tarde. Dije tonteras personales, pero nunca fui con la pierna arriba pronunciando esas cositas: enciclopedismo, cuerpo docente, ontología del ser, etc, quizás me salvé y me perjudiqué. Hoy que algunos de los hijos o de los sobrinos de los generales chilenos de los setentas y de los ochenta son rockeros sensibles de buen gusto que oímos, nada está en contra de que piense que leer te lleva a escribir. Supongo que así hay más factores para que ocurra, me pasa estos días, ojear sin pudor esas enciclopedias. No dejar de leer, tener un libro cerca, un libro sacado, mantenerse en forma, un poco. Vida de la mente, sí, pero que se traspasa a los otros aspectos. La enumeración y el muestrario deben ser traspasados de emoción, así funciona, y estar en forma anímica significa mantener la posibilidad de escribir, de chico a grande. Se agitan las hojas de los árboles cercanos, pero los lejanos brillan a pesar del día nublado. Toda la vida viviendo así, sorprende lo obvio, toda la vida ya sintiendo así, qué repetición tolerante del cambio aparente e igualmente poderoso. Todas las tardes viendo ropa en los balcones o en los patios, salir a jugar socialmente para terminar volviendo preguntándose: ¿no todos vuelven así, no? La importancia que le da el resto a las cosas, siempre, siempre una incógnita... Hoy las pantallas están encendidas, y ¿para qué? La noche empieza a caer como un manto lento, la esperaré hoy, miraré su tendencia, estará. ps. Deberían haber hecho la broma "Odontología del Ser".