lunes, 28 de febrero de 2011

Si me acerco





Aprendo algunas historias sobre la Mujer de Las Cuatro Cesáreas.
Eso me recuerda que he invitado a comer al Dueño de la Música, qué prepararemos?
No me gustan las cervezas con miel, igual me las tomo, los pitchers con agua también.
Si me acerco al cementerio de Maipú volveré a ser algo que he olvidado por completo, al menos seré un recuerdo de mí mismo suspendido sobre mi frialdad.

(octubre 2010)

lunes, 21 de febrero de 2011

Hoy he reparado



En un momento hoy he reparado en la necesaria espesura que se forma en las mil actividades de los miles de días de la infancia.
Obvio, me grita mi Autocrítico Oficial Interior.
Cientos de rasgos moldeándose al seguir cursos de natación los veranos (un helado en la plaza de Maipú, un lujo siempre propuesto por otros, una tonta osadía, ‘helados de máquina’ pronuncia contenta una cara en mi cabeza), al volver en bus del colegio cruzando la vida media de la sociedad de Santiago de Chile: San Miguel, Francklin
, Pedro Aguirre Cerda (el matadero, con el sitio eriazo en frente donde nunca se construyó una cancha), Cerrillos (la industria de aceite, el comienzo de mis padres, mi abuelo muerto, mi abuela chupando limones antes del almuerzo, una citroneta roja, una Ruda), Maipú.
Sé que en toda alma, en todo temperamento, debe existir un drama, fuerzas en pugna, componentes del dolor anterior, inseguridades... pero:
Y si no se vive de acuerdo a ese drama, a esas desconfianzas?
Qué resulta?
Es decir, todo existe, pero si alguien se las arregla para vivir en la confianza, sin forzar mucho, naturalmente, qué queda?
Leo a Jack Kerouac, una novela poco nombrada, ‘Maggie Cassidy’, del 59.
Eso me transmite, Confianza, Delimitacion y Apelación.
Hay que vivir en la Confianza, la Delimitación que borra los límites porque los conoce, Y la Apelación de todo.
Confianza, Delimitación Y Apelación clara de la zona terrible de cada uno de nosotros. Celebración escéptica, pero total, del conjunto vital de movimientos.
Lectura emocionada de los renglones del comienzo de la página 153:

‘Los pequeños paraísos toman su tiempo. Las pequeñas
fiestas tienen un fin’.

Braulio Musso (2009)

lunes, 7 de febrero de 2011

Tan temprano que se ve amanecer




El sonido indica que acaba de llegar el chiste 'de la cintura para abajo' al teléfono celular prestado...
En esta mañana, tan temprano que se ve amanecer, gente pierde a sus hijos, queda atrapada en ascensores, le martillan el corazón, ve desplomarse su casa, cruza empapada fronteras militarizadas,
escucha a Joni Mitchell.
Pero las aves ya nos saludan, planean por todo este lugar. Los insectos vendrán más tarde, la temperatura subirá, los entiendo y disculpo.
Todo el día jugaré al escritor apremiado por entregar un guión.
De cierta manera esa es mi ocupación en este tiempo y en todo tiempo.
Algunas gaviotas vienen perdidas desde el lejano Mar, les hago gestos disuasivos de comprensión.
Esos gestos se hacen fundamentalmente con los hombros, las rodillas y los codos.
Los problemas psicomotores afloran en esos trances, cómo es la burla de las aves?
No tengo joyas, pero abandonaré mis joyas futuras.
No tengo palabras salvo éstas, pero abandonaré y dejaré de decir estas palabras.
De mis comodidades pactaré la mitad social.
Los brillos del sol sobre la cubierta de los edificios tienen que proteger a sus ocupantes, deben ser reflejos de una parte de todos ellos separados. O quizás es todo lo contrario o aminorado.
Aún quedan algunas banderas flameando, las han olvidado?
Comienzo a recordar nuestro sentir al regalarle nuestra torpe presencia al frío sol del barrio chino allá.
No puedo dejar de sentir ternura por eso, una suerte de tranquilidad, no hemos sido más que eso, ahí nos quedamos, sentir así en esos parajes, sin actuar, comprando o riendo.
Lo que hoy pueden ser alaridos de dolor, ayer fueron paseos cargando el peso del abrigo y el frío en las mejillas.
Lo peor que tuvimos fueron saballones!

(Hace tres, cuatro o màs meses)