miércoles, 3 de junio de 2015

Todos tienen razón en la Ciudad y al Bosque no llegan cartas con esas razones. De poco sirven ya los libros, pero sirven; gastar dinero en teléfono un mal menor. Papel higiénico escaso, aguaceros y días brillantes en filas tremendas se desbordan. Si vives, vive bien por favor, en tu estilo, pero bien. En un viaje un taca-taca a fichas hace macizo al Tiempo. La confrontación con los demás es un espejismo, sin ser budista y sin dejar de ser la aceptación de algunos sacramentos ambiguos. El dinero va y viene, Heráclito muere en cada salario y renace en el rumor de tu vieja ciudad natal. Siendo el personaje que baja del hotel con fichas en la camisa y el Viento vibrando en los ventanales, sin fotos de familiares que consultar. Mirando a alguien que hace una llamada desde un teléfono fijo, a la antigua, como una llamada perdida entre millones de llamadas a la misma hora, con mensajes parecidos. No superando la adolescencia como un credo, pero no entendiendo a los que lloran en las manifestaciones de protesta. Joven siendo viejo, viejo sintiéndose joven. Mal (risas ).