Te llena de incertitudes
Estar lejos de tu país (aunque sea con la idea de volver) te llena de incertitudes, leves e importantes, sucesivamente, con poco orden (depende del temperamento, etc...).
En cambio, vivir en tu país te hace agrandar ficticiamente el número de convicciones, de las mínimas seguridades.
*Nota descriptiva seguida de un desconocimiento:
La mujer del primer piso suelta su gato (negro, como en las novelas y poemas y películas y pinturas) a esta hora para ahuyentar a los ratones.
No sé por qué nombrarla ni tampoco por qué quiero escribir que en el patio nunca hay niños, ni siquiera los hubo cuando cayó nieve.
'Alameda' de Elliott Smith en los tímpanos, vibraciones capilares.
Elliott Smith está muerto hace años, aunque a mis padres y tíos y primas y ex profesores sí (no) les importe.
Cambiar de amigos es más fácil que cambiar de seudo amigos.
Pero la verdad que cambiar de amigos no es tan fácil; hay que esconderse en bares oscuros con gafas rojas esquivando los flash de los parroquianos... cansa, un poco.
Hay que saber mentir piadosamente y cada uno sabe lo difícil que es mentir sin reírse.
Cambiar de amigos no es tan fácil, no.
Idea a practicar: cuando nosotros seamos los cambiados, nunca preguntaremos nada.
lunes, 26 de abril de 2010
lunes, 12 de abril de 2010
Alguien que no es tímido
Todos aquellos que dicen ser tímidos, no lo son.
Decir que se es tímido es no ser tímido.
Sólo alguien que no es tímido dice serlo.
No se pretende la cárcel, pero la tímidez es uno entre los chantajes sociales
al proclamarse como propiedad personal.
Los tímidos pueden comerse mil sopaipillas y no convidar ni las servilletas
aceitadas y así, pasar a otra cosa.
Pueden exigir fotos de un día para otro o autodeclararse salvadores políticos
de toda la juventud de un país, especialmente tras ver documentales con mal sonido.
Pueden vivir constantemente apurados, dejar notitas y decir que es mejor tener amigos que dinero.
Potencialmente son buenas gentes y duermen por las noches.
Todos aquellos que dicen ser tímidos, no lo son.
Decir que se es tímido es no ser tímido.
Sólo alguien que no es tímido dice serlo.
No se pretende la cárcel, pero la tímidez es uno entre los chantajes sociales
al proclamarse como propiedad personal.
Los tímidos pueden comerse mil sopaipillas y no convidar ni las servilletas
aceitadas y así, pasar a otra cosa.
Pueden exigir fotos de un día para otro o autodeclararse salvadores políticos
de toda la juventud de un país, especialmente tras ver documentales con mal sonido.
Pueden vivir constantemente apurados, dejar notitas y decir que es mejor tener amigos que dinero.
Potencialmente son buenas gentes y duermen por las noches.
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