Estar lejos de tu país (aunque sea con la idea de volver) te llena de incertitudes, leves e importantes, sucesivamente, con poco orden (depende del temperamento, etc...).
En cambio, vivir en tu país te hace agrandar ficticiamente el número de convicciones, de las mínimas seguridades.
*Nota descriptiva seguida de un desconocimiento:
La mujer del primer piso suelta su gato (negro, como en las novelas y poemas y películas y pinturas) a esta hora para ahuyentar a los ratones.
No sé por qué nombrarla ni tampoco por qué quiero escribir que en el patio nunca hay niños, ni siquiera los hubo cuando cayó nieve.
'Alameda' de Elliott Smith en los tímpanos, vibraciones capilares.
Elliott Smith está muerto hace años, aunque a mis padres y tíos y primas y ex profesores sí (no) les importe.
Cambiar de amigos es más fácil que cambiar de seudo amigos.
Pero la verdad que cambiar de amigos no es tan fácil; hay que esconderse en bares oscuros con gafas rojas esquivando los flash de los parroquianos... cansa, un poco.
Hay que saber mentir piadosamente y cada uno sabe lo difícil que es mentir sin reírse.
Cambiar de amigos no es tan fácil, no.
Idea a practicar: cuando nosotros seamos los cambiados, nunca preguntaremos nada.