lunes, 21 de febrero de 2011

Hoy he reparado



En un momento hoy he reparado en la necesaria espesura que se forma en las mil actividades de los miles de días de la infancia.
Obvio, me grita mi Autocrítico Oficial Interior.
Cientos de rasgos moldeándose al seguir cursos de natación los veranos (un helado en la plaza de Maipú, un lujo siempre propuesto por otros, una tonta osadía, ‘helados de máquina’ pronuncia contenta una cara en mi cabeza), al volver en bus del colegio cruzando la vida media de la sociedad de Santiago de Chile: San Miguel, Francklin
, Pedro Aguirre Cerda (el matadero, con el sitio eriazo en frente donde nunca se construyó una cancha), Cerrillos (la industria de aceite, el comienzo de mis padres, mi abuelo muerto, mi abuela chupando limones antes del almuerzo, una citroneta roja, una Ruda), Maipú.
Sé que en toda alma, en todo temperamento, debe existir un drama, fuerzas en pugna, componentes del dolor anterior, inseguridades... pero:
Y si no se vive de acuerdo a ese drama, a esas desconfianzas?
Qué resulta?
Es decir, todo existe, pero si alguien se las arregla para vivir en la confianza, sin forzar mucho, naturalmente, qué queda?
Leo a Jack Kerouac, una novela poco nombrada, ‘Maggie Cassidy’, del 59.
Eso me transmite, Confianza, Delimitacion y Apelación.
Hay que vivir en la Confianza, la Delimitación que borra los límites porque los conoce, Y la Apelación de todo.
Confianza, Delimitación Y Apelación clara de la zona terrible de cada uno de nosotros. Celebración escéptica, pero total, del conjunto vital de movimientos.
Lectura emocionada de los renglones del comienzo de la página 153:

‘Los pequeños paraísos toman su tiempo. Las pequeñas
fiestas tienen un fin’.

Braulio Musso (2009)

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