martes, 19 de agosto de 2014
En el tiempo de las casas y de los autos con alarma, quien tiembla
frente a la página (la pantalla) en blanco no siente más que un
cosquilleo en los codos.
Kavafis socavó la metáfora sustrayendo de sus líneas la comparación del "como".
Quizás reclinado no pensó en nada lejano y acercó
un libre vaso de agua fría.
No vio neblinas.
Más bien sintió próximo a una ventana que da a la calle un calor marítimo,
violento y ventoso, con calles llenas donde las personas no se presagian enteramente
actuales.
Es un tipo de calor feroz que quita orgánicamente, durante décadas o generaciones, las ganas
de mirar hacia afuera.
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