Abril.
No le reproches
al necesario verano vacío
de las feroces y humildes variaciones de la luz
que traspasa la trama tejida, oh, de las cortinas
por recuperar algo de los que no alcanzamos a conocer bien
y los lugares a los que llegamos justo después
o un poco antes,
por tener algo de los que presintieron que todo esto ya había pasado.
Un poco de las ventanas abriéndose, de las ventanas cerradas, la estructura de las puertas:
todo el tiempo que los lugares permanecen solos
damos por hecho que los hoteles por ejemplo siguen teniendo alcantarillado,
toda esa gente que vimos para luego retrasarnos
y quedarnos sin historias, sin gestos
quizás porque la piel y los árboles
y el polvo de los cerros nos vienen a rescatar,
sería un deseo.
lunes, 25 de mayo de 2020
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