Hoy como ayer, mucho parece vanidad/
la vanidad opuesta a la poesía/
esa maldita vanidad que vuelve y vuelve a perder, a mentir contra Lanegan y mil maravillosos seres más, no importa./
Y entonces estuvo bien no hacer tantas
preguntas/
¡Retórica! En fin, lucimiento… /
De allá para acá y en todas direcciones./
Mientras, las abejas pueden saludar al caballo que bebe agua junto
a un árbol./
Los muertos no ríen sobre los vivos, ellos ya no existen, vivieron,
sí./
Suena el agua, viven las orejas, amamos, sin duda vivimos/
sobre todo erramos y poco más./
Desaparecen de golpe las abejas y lo aceptamos/
en el acuerdo de la posibilidad de su vuelta/
en unos minutos más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario