Es en francés
Desprevenido esta vez, es un día de calor, es un día de campo, anochece dulcemente, árboles! árboles!, vuelvo a escuchar discursos sobre la educación, sobre la pérdida vieja autoridad, estigmatización de los alumnos, etcétera, lo mismo de siempre...
Pero como el discurso es en francés, de pronto y para responder a mi imbatible opinión contraria (‘ la responsabilidad mayor es de los profesores, todo eso es una excusa, si un tipo no sabe conjugar el verbo ser u otras cosas elementales, hay una falla de los métodos, de la cultura y de los profesores’...) el asunto, según mi percepción, se agrava y todo se mezcla con el también clásico discurso (en algunas personas aquí) sobre ‘los inmigrantes’, principalmente, ‘los africanos’...
perezosos que se niegan a aprender... ayayay Dios, es fuerte, me pilla desprevenido como opinión y a dormir se ha dicho.
Yo, el de Tierna Alma, el de Buenos Propósitos, escuchar eso...
Mientras el vino y el queso francés siguen en la mesa, su consumación baja levemente al son de esas linduras.
Cumplimos con decir que no estamos de acuerdo y otras pocas cosas más.
Afuera la oscuridad del campo no es de viento.
Es inevitable pensar en las sobremesas en Melipilla, siento algo en la garganta, por primera vez me dan verdaderas ganas de volver, algo corporal, no hay que idealizar nada, pero hay que creerle a las sensaciones de bajo vientre y a las de alta axila, sin olvidar el cosquilleo tras las orejas (debidamente limpias o maquilladas).
Así, toda discusión está vedada, está perdida, pero lo peor es que todo esto expresa una arrogancia inextinguible, un desprecio y una ignorancia extrema sobre algo cercano a lo que es la vida, siguen hablando como si se hablara de un ‘imperio’, puras pretensiones...
La indignación deja frío, no es verdad que caliente.
Deja frío y desde esa frialdad otras partes del cuerpo y del alma, volteándose, dan la sensación de inflamación.
No son partes, son costados, ángulos que surgen, perfiles.
Todo esto quizás no tiene más relevancia que una opinión equivocada que olvidaremos, pero algo nos mueve a consignarlo aquí.
Braulio Musso
lunes, 30 de noviembre de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario