Rito que permite
Desde dentro del estadio se pueden recordar estampas del gran arte sin sonprender a la mente.
Mirando un nuevo partido por televisión, pueden llegar ideas fecundas, desconectadas.
Este es un rito que permite.
Un mundial de fútbol es el sueño de toda persona que odia el fútbol: sus críticas inteligentes no se le responderán, el viento seguirá pasando a su lado.
Su interesante y equilibrada vida seguirá su curso y el resto seguiremos perdiendo nuestro tiempo, creyéndonos de bandos distintos, encasillados por bellos discursos de utilidad.
Pero por qué están tan alegres los niños con unas banderas gritando un par de cosas en una calle de inmigrantes en el país que los desprecia?
Por qué sus sonrisas son toda la vida del momento?
Que cada uno lo descubra, si puede.
lunes, 28 de junio de 2010
lunes, 21 de junio de 2010
Claramente hay corner
Sé de tipos que van todas las semanas al estadio, que viajan a provincia con voz lastimera, nunca pude ser uno de ellos, tipos que dejan a sus esposas viendo películas arrendadas con subtítulos para míster Magoo, para no saber nada de fútbol, nada.
Nulidades a la hora de hablar o callar de fútbol.
No saben, bien, tampoco hay que incitar a la violencia, perfecto.
Sus abuelas no tienen la culpa, tal vez la culpa es sólo de ellos mismos y de sus complacencias.
Debo reconocer que me apena un poco cuando son hinchas del mismo equipo que amo.
Luego se pasa y da lo mismo, que hagan y digan lo que quieran.
Hablan de los jugadores... que digan lo que quieran, repiten basura plástica, transmiten el desprecio y la envidia, pero son tipos de buenos proyectos y de buenísimos provechos.
Estoy en el calentamiento... de mi propia perorata.
Alguien puede ver y leer y comer fútbol y no saber nada...
Claramente hay corner y te salen con que es un claro saque de meta... o sea, cosas básicas don Ernesto!
Les encanta crucificar a los laterales, como esos cobardes con dinero que se pegan a la reja para insultar no al árbitro o al guardalínea que es lo que hay que hacer, sino para repetir la saña contra el lateral izquierdo que es el único que hace algo distinto!
Dan lo mismo!
Buenos días!
Sé de tipos que van todas las semanas al estadio, que viajan a provincia con voz lastimera, nunca pude ser uno de ellos, tipos que dejan a sus esposas viendo películas arrendadas con subtítulos para míster Magoo, para no saber nada de fútbol, nada.
Nulidades a la hora de hablar o callar de fútbol.
No saben, bien, tampoco hay que incitar a la violencia, perfecto.
Sus abuelas no tienen la culpa, tal vez la culpa es sólo de ellos mismos y de sus complacencias.
Debo reconocer que me apena un poco cuando son hinchas del mismo equipo que amo.
Luego se pasa y da lo mismo, que hagan y digan lo que quieran.
Hablan de los jugadores... que digan lo que quieran, repiten basura plástica, transmiten el desprecio y la envidia, pero son tipos de buenos proyectos y de buenísimos provechos.
Estoy en el calentamiento... de mi propia perorata.
Alguien puede ver y leer y comer fútbol y no saber nada...
Claramente hay corner y te salen con que es un claro saque de meta... o sea, cosas básicas don Ernesto!
Les encanta crucificar a los laterales, como esos cobardes con dinero que se pegan a la reja para insultar no al árbitro o al guardalínea que es lo que hay que hacer, sino para repetir la saña contra el lateral izquierdo que es el único que hace algo distinto!
Dan lo mismo!
Buenos días!
lunes, 14 de junio de 2010
Don Botella no es tonto
'Desde el fondo de cuántas miles de humaredas surge el sonido de esta flauta en un cd, trayendo callejones no eléctricos donde no queremos ni podemos ser reconocidos por una pequeña multitud dispersa, tan próxima, tan emotiva, tan vestida?
Al costado de qué barandas, nuestros cerebros toman las riendas, como en suplencia vergonzosa, a la espera, al menos, de no morir antes de poder ver estampas y residuos?'
le dice Don Botella a los moradores de la Casa del Postre.
Como no hay respuesta articulada, él aprovecha de arremeter:
'Parecen duendes de botines delicados aquellos que hablan de flautas y barandas y riendas, sin especificar absolutamente nada.
Parecen vacíos los ávidos de especificaciones.
Ambos se reparten los parques y las partes económicas de los diarios.
Hay tiempos donde la ironía paga, otras donde boletea'.
Silencio... muecas de incomprensión, exclamaciones silábicas...
Don Botella no es tonto, o al menos no mucho... sabe que entre estos entrañables seres azúcarados la no articulación expresa un mensaje claro y brutal, honesto:
'Me estoy comenzando a 'achacar', hagamos algo!'...
Salir de ahí es difícil, es complicado.
'Desde el fondo de cuántas miles de humaredas surge el sonido de esta flauta en un cd, trayendo callejones no eléctricos donde no queremos ni podemos ser reconocidos por una pequeña multitud dispersa, tan próxima, tan emotiva, tan vestida?
Al costado de qué barandas, nuestros cerebros toman las riendas, como en suplencia vergonzosa, a la espera, al menos, de no morir antes de poder ver estampas y residuos?'
le dice Don Botella a los moradores de la Casa del Postre.
Como no hay respuesta articulada, él aprovecha de arremeter:
'Parecen duendes de botines delicados aquellos que hablan de flautas y barandas y riendas, sin especificar absolutamente nada.
Parecen vacíos los ávidos de especificaciones.
Ambos se reparten los parques y las partes económicas de los diarios.
Hay tiempos donde la ironía paga, otras donde boletea'.
Silencio... muecas de incomprensión, exclamaciones silábicas...
Don Botella no es tonto, o al menos no mucho... sabe que entre estos entrañables seres azúcarados la no articulación expresa un mensaje claro y brutal, honesto:
'Me estoy comenzando a 'achacar', hagamos algo!'...
Salir de ahí es difícil, es complicado.
lunes, 7 de junio de 2010
Es la ventaja
Momentos estelares de los cercanos nos obligan a intentar movernos un poco.
No babeemos más, si bien el vendedor de baberos necesita del elixir argento, ja.
Bella obligación: no titubees!
Esa es la ventaja de apreciar con una esmerada detención el brillo enorme de algunos amigos.
Nos entregan carcajadas y boato.
Aunque antes no teníamos tiempo o aunque en el futuro estemos copados de actividades, siempre mentir y decirse que sí lo tenemos.
Nunca decir que nos falta el tiempo, nunca vivir así, al son de esas frases; mentir y crear otra cosa a ese respecto.
Momentos estelares de los cercanos nos obligan a intentar movernos un poco.
No babeemos más, si bien el vendedor de baberos necesita del elixir argento, ja.
Bella obligación: no titubees!
Esa es la ventaja de apreciar con una esmerada detención el brillo enorme de algunos amigos.
Nos entregan carcajadas y boato.
Aunque antes no teníamos tiempo o aunque en el futuro estemos copados de actividades, siempre mentir y decirse que sí lo tenemos.
Nunca decir que nos falta el tiempo, nunca vivir así, al son de esas frases; mentir y crear otra cosa a ese respecto.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)