lunes, 11 de julio de 2011

Panorama difuso



Por qué me encuentro pensando en este tipo de temas y no en otros, no lo sé.
Más allá de las enunciaciones, pero en y por ellas.
Al contrario y por ejemplo, en el boxeo no pasa esto, de ahí su nítida belleza, su instantaneidad, su efectividad temporal.
'Así se trata de empujar la carga' nos dijo el especialista en aceitunas pagando otra pasada.
El tema es éste: uno debe apostar al conocer algo o al no conocerlo?
Veo clarito al tipo que me dice amistoso: 'He hecho mi fortuna apostándole a caballos que nunca vi.
Perdí dinero al apostarle a caballos que seguí y estudié...'
Pues bien, otra cosa son los dígitos. Son factores que, en estos terrenos, las más de las veces 'embolinan' la perdiz.
El criterio general entonces parece ser dejarlos en segundo plano. Ahora bien, cómo recontradiantre entender eso en su aplicación, se necesitan camaradería y varias rondas para empezar a poseer ese conocimiento, o más bien, para saber descartar (es una chispa, una sacudida, una acción).
Eso da, dentro del panorama difuso de estas cosas, algo de tranquilidad, poquito, pero algo es algo.
En un exhabrupto le digo a mi compañero de jockey beige: 'Entonces la apuesta se construye cuándo?' y agrego 'porque esto no es una suerte de amistad?'.
El rumor de voces se detiene despectivo para reanudarse con la misma intensidad anterior.
Uno debería apostarle a lo que cree conocer o a aquello que desconoce con total seguridad?
Los que más ganan seguramente han encontrado el equilibrio entre ambas actitudes, pero yo lo que quiero es recordar mi apuesta, ganar, sí, pero por sobre todo recordar las circunstancias de la apuesta teniendo la intuición de quién o qué es realmente el o lo que me hace ganar o perder.
Lo que no es solamente una conciencia, aislada, sino también un movimiento que existió desde una incertidumbre cañística, encarnada, envidriada.
Enfin...

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