lunes, 10 de enero de 2011

Está lejos el almuerzo





Cómo sobrevive la gente, hoy no lo sé.
La cotidianeidad es posible enfrascarla en mil invitaciones, un buen Tauro sabrá rechazar todo y en su metro cuadrado resucitará o esperará resucitar, pero morirá.
Hablando de cotidianeidad: pronto hablaremos riendo del Hombre sin Cotidianeidad, es genial, macizote, gentil, pero a su modo, ja.
No obstante, por el momento llevo dos meses sin ir a La Rinconada, algún castigo se viene, ojo.
Supongo que a nadie le importaría, recuerdo ir en un auto subiendo una pendiente verde, alegre.
Los temblores no van a parar y hablo del país.
Me salta un pedazo de carbón encendido que le hace un agujero a mi polera.
Me dan vuelto de más en el centro de llamados, ni pienso en devolverlo.
Lleno de polvo no puedo tomarme en serio, sigo acarreando cajas cuyo contenido no recuerdo.
El catastro personal puede hacerse desde un total desinterés.
Encuentro amistad en los padres de mis amigos, pronto iré a desaparecer o ya estoy enfermo?
El viento de octubre no sabe que es de octubre.
Ya no importa no hacer tantas cosas, más si la polera quemada se destiñe al lavarse, vendrán las super plagas en medio de la Gran Bendición, pronto aprenderé un par de cantos y veré de nuevo Alice y luego Serpico y Strozek.
Quiero saber todo sobre Van Morrison, cada acto, cada salida, quiero ser irlandés y chileno como O'higgins.
Me voy a tomar algunas cositas, está lejos el almuerzo aún.
Bendiciones, chasquidos y Leonard Cohen más Tito Barrientos.

(Hace tres meses)

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