lunes, 24 de enero de 2011

Sé quien fui

Las señoras que me venden la verdura me dicen Mi Amor y me tocan el pelo.
Encantado compro medio kilo de pasas rubias al señor de quien me siento amigo.
Hay portales donde lo único que se hace es pelar habas en silencio o susurrándole al nieto de meses.
Trato de mirar como para siempre, como para los que amarán a mi Retoño, como para los que nos echan de menos lejos, como para los que te cuidaron siendo tú una niña dulce e inteligente, tú, oh.
Hoy sólo sé que el viento azota el follaje de las acacias del frente.
No sé qué será de mí, pero sé quien fui.
Quizás exageré ciertas cosas, pero quién no lo hace?
Saberlo ahora es tan ridículo como ver pasar la hora.
Que el que esté libre de estulticia lance el primer pepino.
Me gustaría ser hípico y pasar el día viendo correr caballos por televisión.
Tengo que tener total confianza, si tengo sólo media confianza no puedo funcionar, es penoso.
Caer en el blog terapéutico es el último paso del nihilismo emocional militante, pronto me llegará mi carnet y un talonario de cuotas.
Pero debo notar que hoy he comprado buena fruta, he querido quedarme mirando los cajones desparramados un rato, lo he hecho, no me he comprendido ni a mí mismo.
Dudando me alejo del hombre que hace cucharas de palo y madera. Recién afeitado, su cara me transmite un saludo y una sentencia. Quiero tener su actitud ahora, pero he perdido hasta el poder de la imitación. Estoy ultra desolado y me río.
Hoy no hay muchos chistes, lo cual es cómico.
Hoy no hay muchas carreras, hoy yo no las veo.
Melville murió solo, pobre y ebrio. Qué significa eso?
Se elevan las magras nubes, qué tiempos de inmensidad e incongruencia!
Es personal, social y mundial.
Veo piures y navajuelas, están baratas de nuevo las machas.
Quintero está muy lejos, el camino de La Calera y Quillota amamos alguna vez.
Las paltas no han bajado de precio, misma cosa los tomates.
Compro choclos por primera vez en el año.
La alta sombra de los galpones me deja pensativo, los abarrotes apilados me parecen lujosos.
Siento, y puedo equivocarme, que los rostros de vidas de trabajo me acogen.
Pregunto un precio, qué importa, lo llevo.
Dónde iremos?

(Hace tres, cuatro meses)

1 comentario:

Almendra dijo...

me han dado unas ganas tremendas de recorrer la vega... es la nostalgia, es lo que me pasa por estar de vuelta....
lo triste es que la tengo asociada a ciertos recuerdos por los que no quiero volver....
yo creo que tengo que cambiar la forma de recorrerla...nada más...

un gran abrazo amigo...