No pierdas mis llaves
Moño estilo tomate, me matas y me resucitas con gladiolos y apios.
Es fácil acostumbrarse a la altura de los edificios, pronto volveré al Registro Civil y no a ser funcionario.
El telón de nubes aparece en tus ojos, te reirás de todos mis misterios fomes y siempre ya resueltos.
Voy a arrastrarme con mis pantalones sin mezclilla, detalle que aparecerá en nuestras conversaciones telefónicas (inexistentes).
Te voy a hacer feliz con otra carta aunque vivamos en la misma casa. Estoy de barata.
El dolor nos abre y nos arma, avionetas son el ruido del último Domingo.
Ya no compramos diarios, ya no pedimos las boletas, siempre odiaremos a los bomberos.
Se vuelve a amar a veces gracias a otros.
Hoy en la noche saldremos como antes.
La infancia es un árbol que no se odia.
En sueños no soy nadie.
No pierdas mis llaves, come alcachofas.
Mis sandwichs sin mantequilla por favor, la mostaza no es afrodisíaca.
Alguna vez bombardearon el Palacio, los pájaros quieren convencernos de ser tiernos con los perros.
Yo estaré contento, yo buscaré estar contento, yo escribiré para estar bien, yo botaré todo este veneno risible e iré al final de la Feria a preguntarme por la vida secreta de aquellos vendedores de Bella Nostalgia.
Te quiero.
Los Conserjes te quieren.
En Patronato te quieren. En Birmania, Salinas, San Ramón.
Los Vidrios te quieren, los marcos, las puertas, todo.
lunes, 29 de noviembre de 2010
lunes, 22 de noviembre de 2010
Decir Buenas Tardes a veces
La evidencia viene del Cerro.
Vamos a contener nuestras risas cuando nos hablen de convicciones, pues otros vienen rezagados y con buenas intenciones y quizás nos ayuden a todos, por qué no?
Alguien te nombró como La Portadora, lo eres y más.
Perder el tiempo a los 32 años es caro y barato, todo cambia de nombre, boto comprobantes, garantías no usadas.
Hay aves porque hay cerros, una ciudad sin cerros no es una ciudad.
Te quieren los que preguntan por ti, les digo que todo va muy bien, me mandan besos para ti, alguien se emociona y me habla de ti, de lo que tú eres, de alguna de tus propiedades, oh, todo es para ti y es lo único claro y bueno de estos días.
Yo debo comprar el pan, cruzar dos calles, me gusta decir Buenas Tardes a veces, casi siempre.
Es chistoso no saber nada de nada y ser estimado, es... no sé.
Al hacer las maletas de la vuelta quizás pasó algo, o fue lo ridículo del avión?
Que alguna vez al mirar la iglesia San Francisco alguien nos de más sensatez.
Por primera vez he pensado llevar agenda.
En el centro de la ciudad escucho el rumor de las casas de cambio.
Quisiera ver a mi padre.
Tuve todo en esta ciudad, rutas, picadas, palabras, viernes por la tarde.
El matadero de Carlos Valdovinos fue nuestro, yo te lo regalé.
Los zapateros de San Diego fueron muy estructurados, lo que siempre agradecimos, aunque no tuvieran todos los números.
Fui a buscar de nuevo todo eso y entendí algo que aún no proceso, estoy en el fondo del siguiente paso.
Sería mejor sufrir una operación de vesícula o algo así.
Habrá que ser soez y efectivo, habrá que meterse en los vericuetos de lo normal, y sí, hay que reingresar o ingresar, lo que sea.
El olor de un detergente puede trastornarte, o de un champú.
No te agazapes, no te escondas, pero defiéndete, sin ponerte nervioso ni aprehensivo mantén la guardia a la altura de los hombros y la izquierda un poco adelantada.
Ves el brillo de tu sol en el Cerro, llora de emoción y no se lo cuentes a nadie.
Hay que empezar de nuevo, continuar, hay que amar de nuevo, continuar de nuevo amando lo que ya es amado, amar lo que se nos despega también, hay que tener un furor implacable, como el sol que rebota sobre la tumba de tu abuelo paterno.
Llora, llora, llora, llora esta vez pues has llorado poquísimo en tu vida, llora, llora, hay gente que te ama, llora, llora, llora, llora.
Quien ya te ama te ama más ahora.
La evidencia viene del Cerro.
Vamos a contener nuestras risas cuando nos hablen de convicciones, pues otros vienen rezagados y con buenas intenciones y quizás nos ayuden a todos, por qué no?
Alguien te nombró como La Portadora, lo eres y más.
Perder el tiempo a los 32 años es caro y barato, todo cambia de nombre, boto comprobantes, garantías no usadas.
Hay aves porque hay cerros, una ciudad sin cerros no es una ciudad.
Te quieren los que preguntan por ti, les digo que todo va muy bien, me mandan besos para ti, alguien se emociona y me habla de ti, de lo que tú eres, de alguna de tus propiedades, oh, todo es para ti y es lo único claro y bueno de estos días.
Yo debo comprar el pan, cruzar dos calles, me gusta decir Buenas Tardes a veces, casi siempre.
Es chistoso no saber nada de nada y ser estimado, es... no sé.
Al hacer las maletas de la vuelta quizás pasó algo, o fue lo ridículo del avión?
Que alguna vez al mirar la iglesia San Francisco alguien nos de más sensatez.
Por primera vez he pensado llevar agenda.
En el centro de la ciudad escucho el rumor de las casas de cambio.
Quisiera ver a mi padre.
Tuve todo en esta ciudad, rutas, picadas, palabras, viernes por la tarde.
El matadero de Carlos Valdovinos fue nuestro, yo te lo regalé.
Los zapateros de San Diego fueron muy estructurados, lo que siempre agradecimos, aunque no tuvieran todos los números.
Fui a buscar de nuevo todo eso y entendí algo que aún no proceso, estoy en el fondo del siguiente paso.
Sería mejor sufrir una operación de vesícula o algo así.
Habrá que ser soez y efectivo, habrá que meterse en los vericuetos de lo normal, y sí, hay que reingresar o ingresar, lo que sea.
El olor de un detergente puede trastornarte, o de un champú.
No te agazapes, no te escondas, pero defiéndete, sin ponerte nervioso ni aprehensivo mantén la guardia a la altura de los hombros y la izquierda un poco adelantada.
Ves el brillo de tu sol en el Cerro, llora de emoción y no se lo cuentes a nadie.
Hay que empezar de nuevo, continuar, hay que amar de nuevo, continuar de nuevo amando lo que ya es amado, amar lo que se nos despega también, hay que tener un furor implacable, como el sol que rebota sobre la tumba de tu abuelo paterno.
Llora, llora, llora, llora esta vez pues has llorado poquísimo en tu vida, llora, llora, hay gente que te ama, llora, llora, llora, llora.
Quien ya te ama te ama más ahora.
lunes, 15 de noviembre de 2010
Quizás es una tendencia
Las plantas van a salvarme, sólo debo regarlas con ternura.
Escuchar Can't Wait de Bob Dylan va a ayudarme, hago con las manos la batería, la cual me parece nunca antes haber escuchado realmente.
No me importa la letra hoy, sigo el sonido de la voz.
Sigo vivo porque alguna vez compraste este disco mofándote de mí, sigo vivo porque he escuchado a Bob Dylan, porque exististe y te burlaste dulce eterna, pase lo que pase.
No me importa cuán ridículo pueda sonar eso, hoy es así.
La gente moría mucho antes que él naciera pienso gritando, fingiendo.
En la calle todo me pareció vano hoy, sabía que debía comprar cosas útiles, pero no fui capaz ni de eso.
Cerraron el lugar donde vendían películas de 'cine arte', vendedores de ropa interior.
El sol estremece el balcón, hay gente que ni tiene casa, nosotros tenemos balcón.
Ya ni sé cuánto tiempo es verdad o mentira. Se puede pasar de la grandeza a la desesperación en sólo un par de miércoles.
Todo lo que le he dicho a mis amigos es falso, no hay tranquilidad, sólo hay hechos y regalos y mi ingratitud.
Hablar a favor de la tranquilidad proviene casi siempre de alguien intranquilo, qué importan las denominaciones!
Tampoco es posible desdecirse, es bendito quien sabe retirarse, alejarse, callarse.
Que no hayan fanfarrias, que no haya nadie, hay que guardar algo de decencia y humor porque después siempre se vuelve, oh, nunca moriremos!
Hay que aspirar al silencio completo y no soy esotérico, hay que buscar una transparencia de nuestra ridiculez tremenda.
Lo mejor es retirarse a los diez años de edad.
No, a los cinco, al año, bien retirado, sin darle posibilidades al dramatismo.
Quizás es una tendencia la de no saber atinar en lo grande, en lo divino, nuestra mayor valentía es fruncir el ceño y comprar fruta, caminar por una vereda.
Qué va a pasar mañana?
Por primera vez siento el temblor sin distancia, o todo esto es un juego egocéntrico Don Egosis?
No, pues todo es demasiado bello y fuerte y frágil y está aquí.
Debo ponerme presentable frente a la descendencia amada, dónde está mi aplomo de ayer?
Estoy hecho de serpentina.
Ansío, como los despreciables, que me devuelvan el pasado enorme que supe disfrutar tan entero, tantas lecciones que se supone que daba sin pretenderlo, los Señores Perfección...
Si el presente es feroz y hermoso es porque en el pasado nos engañamos.
Quiero una seguidilla de amor y dolor e hijos.
Dónde estoy? Quiero que hayan ardillas.
Por supuesto leeré al azar algunos pasajes de la Biblia, hay que perder toda compostura, les ayudaré a mis padres en su casa de campo, qué importa la alegría?
No me consuela nada, nada me inculpa, seguiré con todo y con orgullo y con delicado amor, me regalaste ese disco mofándote y adorable recortando todo lo que fui, dándome todo, regalándome todo, no quiero exagerar y menos usando palabras, pobres sílabas.
Tu estilo es tu estilo, lo que hemos vivido es mucho más que un par de ideas, más que distracciones los fines de semana o dejar todo para las vacaciones.
Mi frenesí no te puede olvidar, aunque no te aparezcas, aunque estés en lo tuyo, comienzo a sentirme mejor, el Cerro me llama, es decir, yo quiero ir al Cerro, quiero hablar con mi abuelo paterno muerto, todos tenemos fijaciones imagino.
No quiero juntarme con nadie, quiero que la gente se junte entre ella, no quiero irme nunca más de este país, quiero oír a Ricardo Lagos hablando.
Las plantas van a salvarme, sólo debo regarlas con ternura.
Escuchar Can't Wait de Bob Dylan va a ayudarme, hago con las manos la batería, la cual me parece nunca antes haber escuchado realmente.
No me importa la letra hoy, sigo el sonido de la voz.
Sigo vivo porque alguna vez compraste este disco mofándote de mí, sigo vivo porque he escuchado a Bob Dylan, porque exististe y te burlaste dulce eterna, pase lo que pase.
No me importa cuán ridículo pueda sonar eso, hoy es así.
La gente moría mucho antes que él naciera pienso gritando, fingiendo.
En la calle todo me pareció vano hoy, sabía que debía comprar cosas útiles, pero no fui capaz ni de eso.
Cerraron el lugar donde vendían películas de 'cine arte', vendedores de ropa interior.
El sol estremece el balcón, hay gente que ni tiene casa, nosotros tenemos balcón.
Ya ni sé cuánto tiempo es verdad o mentira. Se puede pasar de la grandeza a la desesperación en sólo un par de miércoles.
Todo lo que le he dicho a mis amigos es falso, no hay tranquilidad, sólo hay hechos y regalos y mi ingratitud.
Hablar a favor de la tranquilidad proviene casi siempre de alguien intranquilo, qué importan las denominaciones!
Tampoco es posible desdecirse, es bendito quien sabe retirarse, alejarse, callarse.
Que no hayan fanfarrias, que no haya nadie, hay que guardar algo de decencia y humor porque después siempre se vuelve, oh, nunca moriremos!
Hay que aspirar al silencio completo y no soy esotérico, hay que buscar una transparencia de nuestra ridiculez tremenda.
Lo mejor es retirarse a los diez años de edad.
No, a los cinco, al año, bien retirado, sin darle posibilidades al dramatismo.
Quizás es una tendencia la de no saber atinar en lo grande, en lo divino, nuestra mayor valentía es fruncir el ceño y comprar fruta, caminar por una vereda.
Qué va a pasar mañana?
Por primera vez siento el temblor sin distancia, o todo esto es un juego egocéntrico Don Egosis?
No, pues todo es demasiado bello y fuerte y frágil y está aquí.
Debo ponerme presentable frente a la descendencia amada, dónde está mi aplomo de ayer?
Estoy hecho de serpentina.
Ansío, como los despreciables, que me devuelvan el pasado enorme que supe disfrutar tan entero, tantas lecciones que se supone que daba sin pretenderlo, los Señores Perfección...
Si el presente es feroz y hermoso es porque en el pasado nos engañamos.
Quiero una seguidilla de amor y dolor e hijos.
Dónde estoy? Quiero que hayan ardillas.
Por supuesto leeré al azar algunos pasajes de la Biblia, hay que perder toda compostura, les ayudaré a mis padres en su casa de campo, qué importa la alegría?
No me consuela nada, nada me inculpa, seguiré con todo y con orgullo y con delicado amor, me regalaste ese disco mofándote y adorable recortando todo lo que fui, dándome todo, regalándome todo, no quiero exagerar y menos usando palabras, pobres sílabas.
Tu estilo es tu estilo, lo que hemos vivido es mucho más que un par de ideas, más que distracciones los fines de semana o dejar todo para las vacaciones.
Mi frenesí no te puede olvidar, aunque no te aparezcas, aunque estés en lo tuyo, comienzo a sentirme mejor, el Cerro me llama, es decir, yo quiero ir al Cerro, quiero hablar con mi abuelo paterno muerto, todos tenemos fijaciones imagino.
No quiero juntarme con nadie, quiero que la gente se junte entre ella, no quiero irme nunca más de este país, quiero oír a Ricardo Lagos hablando.
lunes, 8 de noviembre de 2010
El Cerro es el Cerro
Esta extensión, estas tierras son de nuestras vidas.
Los colores del Cerro están en toda la terrible ciudad nuestra.
Su esparcimiento hace llorar y sonreír, en él están repartidas las gentes.
Ser de aquí es reírse macabramente de todo lo vivido, es inexplicable, no hay lenguaje para eso, pronto quedaremos mudos, dónde retirarse será la próxima búsqueda.
La gente está loca de cansancio y dulzor, sus saludos nos dejan muertos de esperanza e impotencia.
Retirarse a los treinta es retirarse a la edad justa para retirarse.
Debates, esfuerzos de nomenclaturas, bravo.
Este estado es un estado que durará cuánto?
Este ánimo anda desastrado y óptimo. Dónde iremos luego?
El Cerro está ahí desde siempre, el Cerro está dentro de los amigos.
El Cerro no exige ser recorrido, el Cerro es el Cerro.
Este tiempo está tan adentro y tan afuera, es completo. Hay de todo, nos pilla así mansos, sin vocabulario que describa la nueva inmensidad.
El Cerro atrae cientos de aves, sus nidos son el honor de la materia escasa.
En la compañía definitiva también hay soliloquios.
En el Cerro estamos vivos, vivimos gracias al Cerro.
El Cerro no nos dejará, el Cerro quiere tocar nuestras manos.
Ese es nuestro deseo.
Esta extensión, estas tierras son de nuestras vidas.
Los colores del Cerro están en toda la terrible ciudad nuestra.
Su esparcimiento hace llorar y sonreír, en él están repartidas las gentes.
Ser de aquí es reírse macabramente de todo lo vivido, es inexplicable, no hay lenguaje para eso, pronto quedaremos mudos, dónde retirarse será la próxima búsqueda.
La gente está loca de cansancio y dulzor, sus saludos nos dejan muertos de esperanza e impotencia.
Retirarse a los treinta es retirarse a la edad justa para retirarse.
Debates, esfuerzos de nomenclaturas, bravo.
Este estado es un estado que durará cuánto?
Este ánimo anda desastrado y óptimo. Dónde iremos luego?
El Cerro está ahí desde siempre, el Cerro está dentro de los amigos.
El Cerro no exige ser recorrido, el Cerro es el Cerro.
Este tiempo está tan adentro y tan afuera, es completo. Hay de todo, nos pilla así mansos, sin vocabulario que describa la nueva inmensidad.
El Cerro atrae cientos de aves, sus nidos son el honor de la materia escasa.
En la compañía definitiva también hay soliloquios.
En el Cerro estamos vivos, vivimos gracias al Cerro.
El Cerro no nos dejará, el Cerro quiere tocar nuestras manos.
Ese es nuestro deseo.
lunes, 1 de noviembre de 2010
Sé que estos cerros tienen que ver con el resto y conmigo
Es en este espacio donde estamos siendo sinceros, feroces, superficiales, mentimos.
Es esta la oportunidad y es esta nuestra actuación. Ojo con nuestra actuación.
Todo lo restante no debiera ser usado como atenuante o marco explicativo.
Porque lejos de otros momentos vigorosos e idealistas, quién va a recordar lo que dijo?
En la apropiación de la ciudad, al menos notamos que esta es la ciudad de nuestra vida, a riesgo de decir ridiculeces.
Sus calles me parecen tan perfectas, su luz es tan emotiva, su pobreza me es tan propia, tan afectiva, tan personal. 'Qué país!, qué país!' nos decimos constantemente extasiados, rebelados, tocados, locos, nosotros y todos.
Esto se mezcla de una manera geométrica con los detalles muertos que resucitan en nuestro alegría.
Siento de nuevo que todo este espacio anímico no es sólo un ensimismamiento nostálgico.
Pienso sin convencimiento eufórico que él es un organismo real que flota con raíces cafés alrededor de las vidas de los demás y que todos lo saben.
Vivo de pronto una emoción fuertísima al ver a un amigo en la puerta.
Se puede ser generoso e invencible con sólo plantarse en la puerta de alguien.
Noto tan indestructible su tacto, su inmensa sutileza risueña, sus preguntas, su cercanía insólita, '(Cómo no tuve más en cuenta su estilo único? Por qué no he aprendido algo de él? Por qué eres así, Don Emocionado Indolente? Por qué si sientes tanto todo, no demuestras nada? Quién te enseñó esa frialdad calientísima??)'.
Impacta mi pérdida de sentido, mi desazón tan insolente, mi olvido, mi publicitaria tristeza sin base.
Pero siempre es necesario recordar que el egocentrismo invertido es el peor.
Por eso vuelvo a pensar en esta ciudad, la cual he vuelto a ver a través de un cerro.
Por eso, por qué, por qué este tiempo crucial y hermoso es tan terrible?
Por qué este tiempo de vida, de felicidad, de inconmesurable espíritu, es terrible?
No oso preguntarle a la estructura de la ciudad, a estos cerros que sé que veré en imágenes enormes cuando queramos morir bien.
No le pregunto, pero le pregunto: Por qué es así?
Hoy es una pregunta, antes era una vivencia.
Es en este espacio donde estamos siendo sinceros, feroces, superficiales, mentimos.
Es esta la oportunidad y es esta nuestra actuación. Ojo con nuestra actuación.
Todo lo restante no debiera ser usado como atenuante o marco explicativo.
Porque lejos de otros momentos vigorosos e idealistas, quién va a recordar lo que dijo?
En la apropiación de la ciudad, al menos notamos que esta es la ciudad de nuestra vida, a riesgo de decir ridiculeces.
Sus calles me parecen tan perfectas, su luz es tan emotiva, su pobreza me es tan propia, tan afectiva, tan personal. 'Qué país!, qué país!' nos decimos constantemente extasiados, rebelados, tocados, locos, nosotros y todos.
Esto se mezcla de una manera geométrica con los detalles muertos que resucitan en nuestro alegría.
Siento de nuevo que todo este espacio anímico no es sólo un ensimismamiento nostálgico.
Pienso sin convencimiento eufórico que él es un organismo real que flota con raíces cafés alrededor de las vidas de los demás y que todos lo saben.
Vivo de pronto una emoción fuertísima al ver a un amigo en la puerta.
Se puede ser generoso e invencible con sólo plantarse en la puerta de alguien.
Noto tan indestructible su tacto, su inmensa sutileza risueña, sus preguntas, su cercanía insólita, '(Cómo no tuve más en cuenta su estilo único? Por qué no he aprendido algo de él? Por qué eres así, Don Emocionado Indolente? Por qué si sientes tanto todo, no demuestras nada? Quién te enseñó esa frialdad calientísima??)'.
Impacta mi pérdida de sentido, mi desazón tan insolente, mi olvido, mi publicitaria tristeza sin base.
Pero siempre es necesario recordar que el egocentrismo invertido es el peor.
Por eso vuelvo a pensar en esta ciudad, la cual he vuelto a ver a través de un cerro.
Por eso, por qué, por qué este tiempo crucial y hermoso es tan terrible?
Por qué este tiempo de vida, de felicidad, de inconmesurable espíritu, es terrible?
No oso preguntarle a la estructura de la ciudad, a estos cerros que sé que veré en imágenes enormes cuando queramos morir bien.
No le pregunto, pero le pregunto: Por qué es así?
Hoy es una pregunta, antes era una vivencia.
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