No pierdas mis llaves
Moño estilo tomate, me matas y me resucitas con gladiolos y apios.
Es fácil acostumbrarse a la altura de los edificios, pronto volveré al Registro Civil y no a ser funcionario.
El telón de nubes aparece en tus ojos, te reirás de todos mis misterios fomes y siempre ya resueltos.
Voy a arrastrarme con mis pantalones sin mezclilla, detalle que aparecerá en nuestras conversaciones telefónicas (inexistentes).
Te voy a hacer feliz con otra carta aunque vivamos en la misma casa. Estoy de barata.
El dolor nos abre y nos arma, avionetas son el ruido del último Domingo.
Ya no compramos diarios, ya no pedimos las boletas, siempre odiaremos a los bomberos.
Se vuelve a amar a veces gracias a otros.
Hoy en la noche saldremos como antes.
La infancia es un árbol que no se odia.
En sueños no soy nadie.
No pierdas mis llaves, come alcachofas.
Mis sandwichs sin mantequilla por favor, la mostaza no es afrodisíaca.
Alguna vez bombardearon el Palacio, los pájaros quieren convencernos de ser tiernos con los perros.
Yo estaré contento, yo buscaré estar contento, yo escribiré para estar bien, yo botaré todo este veneno risible e iré al final de la Feria a preguntarme por la vida secreta de aquellos vendedores de Bella Nostalgia.
Te quiero.
Los Conserjes te quieren.
En Patronato te quieren. En Birmania, Salinas, San Ramón.
Los Vidrios te quieren, los marcos, las puertas, todo.
lunes, 29 de noviembre de 2010
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