lunes, 23 de mayo de 2011

René Char (1907-1988)


YO HABITO UN DOLOR


No dejes el cuidado de gobernar tu corazón a
esas ternuras hermanas del otoño del cual ellas
toman prestada su plácida marcha y su afable agonía.
El ojo es precoz para plegarse. El sufrimiento conoce
poco de las palabras. Prefiere acostarte sin carga: tú
soñarás con el mañana y tu cama será ligera. Tú
soñarás que tu casa no tiene vidrios. Estás impaciente
de unirte al viento, al viento que recorre un
año en una noche. Otros cantarán la incorporación
melodiosa, las carnes que no personifican
más que la brujería del arenal. Tú condenarás
la gratitud que se repite. Más tarde, se te identificará
con algún gigante descompuesto, señor de lo imposible.
Sin embargo.
Tú no has hecho más que aumentar el peso de tu noche.
Has retornado a la pesca en las murallas, al gran calor
sin verano. Estás furioso contra tu amor al
centro de una espera que se enloquece. Piensa en la casa
perfecta que no verás nunca construir. Para cuándo la
cosecha del abismo? Pero tú destruiste los ojos del
león. Crees ver pasar la belleza más allá de las
lavandas negras...
Qué es lo que te ha izado, aún otra vez, un poco
más alto, sin convencerte?
No hay domicilio puro.



----Traducción nuestra de este poema del ilustre autor francés, perteneciente a 'El Poema Pulverizado' del año 1947.

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